Hace apenas seis meses no había semana en la que gestora extranjera que no propusiera una entrevista con su gestor estrella de renta fija emergente. Al fin y al cabo, en un contexto de tipos bajos y rentabilidades de los bonos tendiendo al 0% en Occidente, este tipo de activos se convertía en el único que podía permitir al clásico inversor de renta fija obtener cupones que superaran a una inflación que ya por entonces iba en aumento.
Pero ahora esos inversores que a comienzos de años veían como los valores liquidativos de sus fondos no hacían otra cosa que crecer se han visto obligados a enfrentarse a abultadas pérdidas (hay fondos que incluso han retrocedido más de un 10% desde que el dólar cambio su tendencia) ante el estallido de una tormenta perfecta como la que se ha producido en el último mes y medio: dólar al alza, tipos de EEUU en constante aumento aupados (esta vez sí) por una inflación creciente y dudas sobre el crecimiento económico de algunas economías emergentes con Argentina, Brasil y Turquía a la cabeza. Y como demuestran los datos que ha publicado el Instituto de Finanzas Internacionales muchos de esos inversores han optado por recoger beneficios, si es que aún los tenía, ya que solo en el mes de mayo los fondos emergentes sufrieron salidas por valor de 6.300 millones de dólares, de los que el 75% vinieron de los productos de renta fija. "Como resultado la asignación de los gestores globales de fondos a bonos emergentes ha caído a su nivel más bajo del año, por debajo del 11,5%", apuntan en un informe.
De hecho, el sentimiento hacia este tipo de activos es ya tan negativo que el hecho de que se produzca una crisis de deuda emergente o europea ha entrado en el tercer puesto de la lista de los grandes riesgos a los que se enfrentan los gestores, según la última encuesta publicada por Bank of America- Merrill Lynch. Además, BlackRock, la mayor gestora del mundo, ha reducido su expectativa de rentabilidad para este tipo de activos a medio plazo: si en febrero creía que darían rentabilidades anualizadas del 2,7% a los inversores europeos y del 3,4% a los estadounidenses, ahora considera que esas cifras serán del 2,4 y 3,5% respectivamente.
El porqué el alza del dólar es perjudicial para los emergentes lo explican desde ActivoTrade. "Normalmente la inversión extranjera llega en dólares a los mercados emergentes, buscando un rendimiento más alto, pero cuando los tipos de interés en Estados Unidos empiezan a subir, el dólar se fortalece debido al interés más alto que está pagando y los inversores regresan con su capital hacia el billete verde y hacia los activos estadounidenses de renta fija". Más teniendo en cuenta que el bono estadounidense a niveles del 3% empieza a ser atractivo, al menos para el inversor estadounidense.
Sin embargo, hay expertos que defienden que un billete verde recuperando parte del terreno perdido no debería impactar tan negativamente ya en los bonos emergentes, o al menos no en todos. "El gran reto para los inversores es que pueden quedarse desactualizados. La exposición al dólar de muchas economías emergentes es ahora mucho más reducida que entonces ya que gran parte de la deuda pública que se ha emitido se ha hecho en divisa local. Está claro que genera problemas en algunas economías, incluidas Argentina, Turquía,Rusia o Brasil pero son riesgos específicos de estos países", afirman desde la gestora Legg Mason. De hecho, la fuerte exposición de la deuda emergente a divisa extranjera es uno de los 5 mitos que circulan sobre la deuda emergente que no son del todo cierto, según un reciente dossier publicado por la gestora Jupiter. "El 83% de los 16,5 billones que totaliza el mercado de deuda emergente está denominado en monedas nacionales. Además, la deuda externa expresada como porcentaje de la renta nacional bruta ha descendido desde el entorno del 40% de finales de la década de los 90 hasta aproximadamente un 25% en la actualidad", apuntan desde la gestora. Y no, no es casualidad que sean precisamente las divisas de países como Argentina, Turquía, México o Brasil las divisas que más se han depreciado en su cruce con el dólar en el último mes y medio (entre un 8 y 5%).
Tampoco es del todo cierto, según apuntan desde Jupiter, que en contextos de alzas de tipos en EEUU la renta fija emergente se comporte negativamente. "Ciertamente sufrió pérdidas de dos dígitos durante el ciclo de subidas de tipos de 1994 y 1995 y también con el famoso taper tantrum en 2013 pero también se ha anotado ganancias de dos dígitos en los periodos de subidas de tipos de 1999-2000 y 2004-2006 debido a sus sólidos fundamentales", afirman en la gestora (ver gráfico).
¿Cómo están ahora esos fundamentales? Siguen siendo positivos ya que se prevén crecimientos sólidos y sus economías están más saneadas que en el pasado. De ahí que de momento sean más los gestores que siguen recomendando incluir estos activos en cartera, sobre todo en un contexto de rentabilidades bajas en Occidente y con la expectativa de que el dólar puede ceder parte del terreno conquistado, que los que no aunque inciden en que hay que ser muy selectivos. la venta masiva de deuda emergente responde principalmente a una corrección técnica tras dos años de sólidos flujos de entrada. "No descartamos que se produzcan repuntes de volatilidad en el futuro, pero cabe destacar la considerable capacidad de la deuda emergente para recuperarse de estos episodios. A medida que las aguas vuelven a su cauce, consideramos como una buena opción que los inversores sopesen reestructurar o incrementar sus inversiones en esta clase de activo", confirman desde BlackRock.
De hecho, aunque en el último mes ha habido fondos que han experimentado caídas superiores al 4 por ciento, también ha habido otros como Amundi Emerging Bonds Short Term o Man GLG Global Emerging Bonds que han salvado el tipo con ganancias, lo que les permite seguir en positivo en el conjunto del año.