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¿Es peligroso tener un ETF de renta fija?

29/12/2016 - 13:33
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No solo soportan los riesgos de cualquier inversión en bonos, sino que muchos fondos cotizados de renta fija replican índices de capitalización, por lo que pueden tener más exposición a los países o compañías más endeudadas.

El mundo de los ETF (fondos cotizados que replican el comportamiento de índices, normalmente, con bajos costes) está en auge. Hasta ahora, los de renta variable tenían mayor popularidad, pero 2016 ha sido el despegue de los de renta fija. Según el último barómetro de Lyxor, hasta noviembre, los fondos cotizados de renta fija han recibido suscripciones netas por valor de 21.941 millones de euros. Y, aunque parece que en el último mes la tendencia se ha revertido hacia la renta variable, muchos expertos alertan de que invertir en este tipo de productos conlleva riesgos, pero ¿por qué?

Pues bien, en primer lugar porque, como cualquier inversión en renta fija actualmente, gozan de escaso o nulo recorrido. Es más, desde la victoria del Donald Trump en la Casa Blanca -con el incremento de las perspectivas de inflación que implican sus medidas expansionistas- los bonos provocan pérdidas al inversor de hasta el 10 por ciento en el caso del T-Note americano, un giro aderezado hace unas semanas por la subida de tipos de la Reserva Federal estadounidense -de 0,25 puntos básicos, situando el precio del dinero entre un rango del 0,50 y el 0,75 por ciento-. Todo ello ha tenido como consecuencia que solo durante el mes de noviembre, los fondos cotizados de renta fija sufrieran reembolsos por valor de 3.317 millones de euros, su primera salida después de 11 meses consecutivos de entradas de dinero neto.

Aunque no es el único pero de este tipo de estrategias. Normalmente, los ETF de deuda replican un índice. Y esto, para Raquel Blázquez, gestora de Ibercaja, es uno de sus mayores inconvenientes, aunque los ETF tengan "muchas virtudes", porque replican "tanto en composición de activos como su duración". De hecho, este último es uno de los aspectos más importantes en el entorno actual ya que, tal y como explican desde BBVA, la duración no solo mide el plazo efectivo hasta el vencimiento de una cartera o la gestión de riesgos, sino también "la sensibilidad del precio de un bono ante cambios en los tipos de interés"-a más largo plazo, mayor riesgo y viceversa-. Y Janet Yellen, presidenta de la Fed, ya anunció hace unas semanas que el próximo año el organismo hará tres subidas del precio oficial del dinero al otro lado del Atlántico, mientras que en Europa no se divisa ninguna hasta finales de 2018, según el consenso de mercado que recoge Bloomberg. Por este motivo, Juan Berberana, gestor de la sicav Torrenova Inversiones, explicaba en una entrevista reciente a elEconomista que el mercado de deuda es "muy asimétrico". "Puedes ganar algo de dinero puntualmente", explicaba el gestor, "pero debes tener como referencia que los tipos de interés cambian de tendencia y cuando empiecen a subir puedes tener pérdidas", añadía. Por eso, su estrategia en Torrenova Inversiones ha sido ir "reduciendo la duración de la cartera", que actualmente se encuentra en torno a un año.

En deuda, al igual que ocurre con los de renta variable, estos productos se enfocan en una clase de activo específico dentro del mercado. Según BlackRock, la clasificación puede realizarse por sectores (en función de si invierten en bonos del tesoro, corporativos...), por calificación crediticia (Aaa - A...) o por rango de vencimiento (de 7 a 10 años, por ejemplo). Comprender el índice subyacente es fundamental para saber qué es lo que se compra cuando se invierte en uno.

En muchos casos, los países más endeudados son los que más pesan en sus carteras. Y esto, para Fernando Luque, editor senior de Morningstar, es un problema porque "los índices tradicionales de renta fija sobreponderan los países o las compañías más endeudadas simplemente porque son índices de capitalización". Por este motivo, el experto considera que el peligro "no depende tanto del producto sino más bien de donde invierten estos productos". En caso de reembolsos fuertes, "también lo sufres con fondos", insiste.

Qué recomiendan los expertos

En renta fija, una adecuada selección de las estrategias puede suponer un salto en rentabilidad muy importante, entonces ¿cómo distinguir cuál es la acertada? "Nosotros recomendaríamos no asumir riesgos de duración e invertir en algún ETF que no vaya referenciado sólo a gobiernos, sino también a renta fija corporativa", aconseja Blázquez. Y si, además, "pudiera incluir algo de high yield y emergentes, mejor, puesto que estaría más diversificado y, en particular, es donde estamos viendo más valor es en esos segmentos", puntualiza.

Para Fernando Luque, editor senior de Morningstar, "el riesgo de invertir a través de ETF depende mucho del producto que se escoja, ya que existen muchos fondos cotizados de beta estratégico que evitan el riesgo que supone replicar a un índice de renta fija". ¿En qué consisten? Desde la firma de análisis definen el strategic beta como una clase de productos de inversión que siguen índices que buscan bien mejorar el rendimiento bien alterar el nivel de riesgo respecto de un benchmark (índice de referencia) estándar, un segmento del mercado a medio camino entre la gestión activa y la gestión pasiva que ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos tiempos.

"Lo bueno de la gestión activa en renta fija es que aporta mucha diversificación", comenta Luque. Ahora bien, "el inconveniente son los costes que soportan porque en un entorno de tipos tan bajos son muy importantes", añade. Y es que, aunque las comisiones de mantenimiento que conllevan los fondos cotizados suelen ser más bajas que las de los fondos de inversión, en un entorno en el que los ETF están ganando cuota de mercado en España y ejerciendo una importante presión sobre los precios, el sector se está viendo obligado a justificar sus costes y demostrar que las estrategias de gestión activa son capaces de generar rentabilidades por encima de las que ofrecen los índices.