El apetito por los bonos gubernamentales desaparece, a la vista de las mayores expectativas de inflación en la economía global. Por este motivo, el menú de los bancos de inversión para el próximo ejercicio incluye la deuda corporativa y, dentro de ésta, la que tiene mejor calificación. Aunque los bonos ligados a la inflación y los convertibles también están en carta
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos ha alimentado las expectativas inflacionistas y, con ello, provocado un castigo en los bonos en la recta final del año que amenaza con prolongarse durante 2017. Sobre todo, tras la subida de tipos de la Reserva Federal estadounidense en diciembre, que apaga el apetito de los inversores por la renta fija, y teniendo en cuenta que el recorrido de este activo es limitado después del rally que ha protagonizado en los últimos meses.