La victoria de Donald Trump borró las dudas que quedaban sobre una eventual subida de tipos por parte de la Fed antes de que acabe el año. El mercado de renta fija está cotizando definitivamente que esto sucederá el próximo mes de diciembre (la probabilidad que calcula Bloomberg ya supera el 90%), ya que la política de gasto, que se prevé para el mandato del republicano, presionará al alza la inflación, lo que ha llevado a los inversores a deshacer posiciones en la renta fija, vendiendo en solo dos días un billón de dólares en bonos, según datos de la agencia de información económica.
Un indicador importante que refleja esta tendencia es el diferencial entre bolsa y bonos. La semana pasada, la renta variable (medida a través del MSCI World Index) batió en 4,8 puntos porcentuales a los bonos (calculado mediante el Barclays Global Aggregate Index). Es la mayor diferencia desde diciembre de 2011, lo que refleja la rotación de carteras hacia el mercado de acciones que comenzó la semana pasada tras las elecciones presidenciales en las que salió derrotada Hillary Clinton, la favorita del mercado.
Las ventas masivas de bonos han implicado caídas en el precio de la deuda, que deja pérdidas del 2,4% desde las elecciones en el caso del bono español a 10 años y del 3,2% en el de EEUU.
Los expertos apuntan a que la política monetaria en Estados Unidos será cada vez más restrictiva. Desde Pimco, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo, esperan "hasta tres subidas de tipos por parte de la Fed hasta final de 2017", es decir, una en el próximo mes de diciembre y otras dos durante el año próximo. Otra firma de inversión, Deutsche Bank, aconseja a los inversores infraponderar su posición en deuda soberana y ve el bono a 10 años de Estados Unidos "más cerca del 2,5% de rentabilidad que del 2% en los próximos 12 meses, con lo que recuperaría niveles de septiembre de 2014."