Los bonos se mueven con los rumores y las pocas noticias que llegan de las negociaciones entre Grecia y los acreedores. Los datos de inflación, empleo y confianza han pasado a un segundo o tercer plano en las últimas semanas.
El mercado empezó la semana en modo pánico después de que el Ejecutivo de Syriza anunciase el pasado viernes que convocaba un referéndum para preguntar a su pueblo si aceptaba la propuesta de las instituciones antes conocidas como troika. Los inversores no se lo tomaron bien. Tuvieron todo un fin de semana para decidir que esa era la peor de las locuras y amanecieron el lunes poniendo órdenes de venta a sus activos.