La crisis de deuda de la eurozona se acabó el día 19 de mayo, cuando uno de los altos comisarios del Banco Central Europeo (BCE), Benoit Coeuré, anunció que a entidad podría adelantar las copras de deuda del verano a mayo y junio. Desde entonces, el mercado de deuda ha vuelto a preocuparse por Grecia y no tanto por los tipos de interés tan bajos que hay en el mercado.
A medida que sigue corriendo la cuenta atrás para llegar a un acuerdo en el país antes de que tenga que hacer frente a los 300 millones de euros que tendrá que devolver el próximo viernes al FMI, la tensión va en aumento. Cada paso adelante es en realidad un espejismo y las posturas entre Atenas y sus acreedores siguen alejadas. Los inversores saben cómo tienen que actuar ante esta situación: comprar deuda de los países del centro y vender de los periféricos.