Las tensiones que están sufriendo las economías emergentes, con la crisis de inflación y endeudamiento que atraviesan Turquía y Argentina, la incertidumbre que generan las elecciones presidenciales en Brasil, las dudas que encapotan el horizonte de China y las impredecibles consecuencias de la guerra comercial están surgiendo como los principales riesgos que afrontan las bolsas de la eurozona, pero en las entrañas del club comunitario sigue latente un peligro endémico: la ruptura del euro, encarnada ahora en el gobierno frankenstein de Italia, formado por el partido ultraderechista La Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas.
Este riesgo ha quedado conveniente reflejado en el comportamiento de la deuda del país mediterráneo, cuya a referencia a 10 años ligada a la inflación tocó máximos de rentabilidad no vistos desde 2014 al alcanzar el 3% el pasado 31 de agosto -desde entonces ha caído hasta el 2,6%-, mientras que el papel a 3 años también se acercó al 3% junto después de que se formara el nuevo gobierno, el 29 de mayo -desde ese techo, al que no se acercaba desde 2012, ha retrocedido hasta el 1,2%-.