Costó tres sesiones concretamente, pero al final lo logró. La onza de oro consiguió volver a superar los 1.600 dólares, después de que el pasado jueves a raíz de las palabras de Bernanke el metal amarillo sufriera su mayor corrección desde abril.
En concreto, con el repunte del 0,7% que ha vivido en la última sesión, el elemento áureo alcanzó el nivel de los 1.607 dólares y, además, supuso el séptimo mayor repunte de una 'commodity' a lo largo de la sesión. Un alza que ni mucho menos envidió la plata, ya que los futuros del metal blanco fueron los terceros mejores en el día con un repunte del 0,9% hasta los 28,9 dólares por onza. Con este avance, el elemento argento redunda en su escalada en lo que va de año y ya acumula una rentabilidad del 3,7%, la séptima mayor en ese periodo en el mercado de futuros sobre materias primas.