El Eurostoxx 50 consiguió ayer superar los máximos que marcó el pasado viernes, que era el requisito que exigíamos de cara a poder dar cierta fiabilidad al nuevo intento de rebote en las bolsas europeas.
El siguiente paso que haría ganar enteros a la posibilidad de asistir a un rebote sostenible más allá de un par de sesiones es que al otro lado del Atlántico los principales índices estadounidenses logren batir resistencias análogas que también encuentran en los máximos del pasado viernes, para lo cual el Dow Jones Industrial debería batir los 25.095 y el S&P 500 los 2.708 puntos.
El Nasdaq 100 es el que está más cerca de conseguirlo ya que su resistencia se encuentra en los 6.850 puntos, que ayer ya fue presionada. La superación de estos niveles nos animaría a confiar en un tercer rebote en Wall Street, algo imprescindible para que se aleje el riesgo, cuando menos temporalmente, de asistir a una continuidad bajista hasta los objetivos que manejamos en los mínimos del año.
Operativamente, nuestra intención era esperar a comprar fuerte cuando se alcanzaran esos mínimos del año en Wall Street, pero en esta ocasión, a diferencia de los dos últimos rebotes, que calificamos como rebotes de judas, sí que vamos a estar por la labor de poner un pie en el mercado si Wall Street logra batir los máximos del pasado viernes y para ello aprovecharemos parte de la munición en forma de liquidez que tenemos guardada desde hace semanas.
En el mercado norteamericano, la sesión está marcada por el alivio de las tensiones comerciales entre EEUU y China. La compra por parte de compañías estatales chinas de un cargamento de soja de 1,5 toneladas al país norteamericano ha sido visto por inversores y analistas como una señal de que los roces entre ambas partes están en claro retroceso. De hecho, los principales selectivos de renta variable del otro lado del Atlántico cotizan al alza, aunque no logran batir niveles clave.
En el Viejo Continente, la jornada está marcada por la reunión sobre política monetaria del BCE, que ha mantenido los tipos de interés en el 0% y que ha anunciado ya el fin del programa de compras de deuda al cierre del ejercicio (aquí está la nota de prensa). De hecho, los bancos italianos y españoles eran el principal motor de las subidas antes de escuchar al presidente de la institución, Mario Draghi, de quien precisamente se esperaban medidas en forma de liquidez para el sector financiero. Estas expectativas se veían reflejadas también en las compras vistas de bonos de ambos estados.
En su discurso, el economista italiano ha explicado que el BCE seguirá "reinvirtiendo la totalidad" de los vencimientos de las deuda adquirida en el programa de compra de activos "por un período de tiempo prolongado más allá de la fecha en que empezamos a elevar los tipos de interés". Draghi también ha remarcado que la reinversión será "durante el tiempo que sea necesario". Esta postura tiene que ver con lo que ha venido después: la rebaja de las previsiones de crecimiento y el ajuste de la inflación estimada.
Pese a ello, el compromiso con una continuidad de la política acomodaticia ha sostenido las ganancias de las bolsas e incluso han impulsado un poco más a los índices de referencia en Italia y España.
El euro, por su parte, ha reaccionado a la baja a las palabras del presidente del BCE y al contexto de la guerra comercial. La moneda única ha virado a la baja en su cruce frente al dólar durante la comparecencia de Mario Draghi ante la prensa. El par se acerca así a la parte superior del rango de soporte fundamental y crítico de los 1,12-1,11 dólares por euro (mínimos en 1,1214).
Sin embargo, no se espera que la corrección profundice por debajo de dicha zona. Desde este soporte consideramos que podrían sentarse las bases de un suelo dentro de la corrección bajista de los últimos meses y que se inició en la zona de los 1,255.