La sangre no ha llegado al rio y a pesar de las fuertes caídas que hemos visto hoy en las principales bolsas europeas, el hecho de que el cierre haya sido muy lejos de los mínimos intradía es algo que refuerza nuestra idea de que el alcance o aproximación a la zona de mínimos que marcaron los índices el pasado mes de agosto es una oportunidad inmejorable para comprar renta variable en busca de que desde ahí asistamos a, cuando menos, subidas hacia los altos del año, lo que en muchos casos hace que la ecuación rentabilidad riesgo vuelva a ser muy atractiva.