Subidas en la renta variable japonesa que sirven para que el Nikkei mantenga su presión al último escollo que encuentra para recuperar la totalidad de las caídas provocadas por el Covid. Hablamos de que debe de superar el techo del movimiento lateral consolidativo que desarrolla desde junio y que discurre por los máximos de la pasada semana.
Con todo, vigilamos la posibilidad de haber asistido a un fallo alcista tras haber superado eventualmente la pasada semana el hueco bajista que abrió el Nikkei en febrero desde los 23.385 puntos. Esta resistencia es la que ha venido frenando los avances en los últimos meses y su eventual superación se ha visto hasta ahora truncada por el contraataque bajista visto en Wall Street.
En el más corto plazo ha reaccionado desde primeros soportes en los 23.040 puntos y lo que no debería perder son los 22.800 puntos para no hablar de mayor debilidad a corto plazo y para que no ponga a prueba la base del canal lateral que discurre por los 21.900 puntos, cuya cesión es lo que abriría de par en par la puerta a una corrección de parte de las alzas originadas en marzo. Una corrección del 38,2% llevaría al Nikkei a los 20.870 puntos.