El alcance de la zona de soporte clave que presentan las bolsas europeas en los mínimos del pasado noviembre, como son los 3.520 puntos del EuroStoxx 50, ha frenado de nuevo las caídas y ha provocado una reacción al alza que no hace más que reforzarlos como la línea divisoria que separa un contexto alcista de uno potencialmente bajista de cara a la recta final del año.