La propuesta de la UE de ofrecer a Irlanda del Norte seguir en la unión aduanera no ha sentado nada bien en los sectores unionistas y conservadores británicos. Mientras que algunos como David Jones, exsecretario del Brexit, han acusado a la UE de estar "intentado anexionarse" la zona, la premier, Theresa May, ha rechazado la opción asegurando que "ningún primer ministro podría aceptar algo así". Lo dice no sólo por las implicaciones que tendría que una parte del país tenga un régimen comercial diferente, sino porque podría afectar a la estabilidad "constitucional" de Reino Unido. Por ello, la líder torie ha sido tajante y asegura que se lo dejará "cristalinamente claro" al líder de la Comisión, Jean-Claude Juncker. May necesita más que nunca a los unionistas ahora que corre un serio riesgo de que algunos diputados de su partido se alíen con Jeremy Corbyn, líder laborista, en su propuesta por mantener al país entero en la unión aduanera. Por ello, y aunque esa votación se ha pospuesto a mayo por el miedo del Gobierno a que se haga realidad, la premier ha de cuidar más que nunca a sus aliados, entre ellos a los del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte. La posición de su líder, Arlene Foster, tildando la propuesta de "constitucionalmente inaceptable" y "catástrofe económica" para la región dejan claro el camino que debe tomar May si quiere mantener su apoyo.