Frenar antes de un radar no te librará de la multa: así castigan los radares en cascada de la DGT

Se trata de una reacción habitual, casi involuntaria: al ver un radar fijo, levantamos el pie del acelerador para evitar una multa y después retomamos la velocidad anterior. Una práctica que, sin embargo, no nos libra de la sanción si nos la merecemos. La razón está en los radares en cascada.

Durante el último año, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha ido poniendo en marcha de forma progresiva en diferentes puntos de España esta práctica, que consiste en colocar uno o dos radares móviles después (en algunos casos son unos kilómetros, en otros están mas cerca) de un radar fijo.

Con esta disposición, la DGT quiere asegurarse que los conductores no aumenten la velocidad después de pasar un radar fijo a la velocidad adecuada. Esto puede 'cazar' a los menos atentos, ya que si recuperan rápido esa velocidad incurrirán en una infracción.

El objetivo es, como siempre, hacer que los ciudadanos respeten los límites de velocidad establecidos en pos de la seguridad y de evitar accidentes de tráfico.

Esto, además, tiene otra lectura: se trata de una medida que pretende reducir la efectividad de los detectores o inhibidores de radares. Si un detector puede identificar un radar fijo, pero después aparece uno nuevo posteriormente, su eficacia baja considerablemente. Esto va en la línea de los endurecimientos pendientes de aprobación en sede parlamentaria respecto al carnet por puntos: simplemente la posesión de uno de estos aparatos será constitutivo de multa y tres puntos menos.

Las multas por exceso de velocidad son, de largo, las que más sanciones generan a los conductores. Durante el año 2020, de acuerdo con los datos de Automovilistas Europeos Asociados, este tipo de multas representaron, con 2.430.056, el 62,6% de todas las del país.