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Claves para ser un buen docente en la universidad

  • La universidad se está llenando de profesores con la valentía suficiente para equivocarse

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Madrid,

La mejora en los métodos de enseñanza ha sido una preocupación social y política evidenciada en nuestra historia reciente con la aplicación de 7 leyes orgánicas de educación diferentes, sin embargo, la educación superior no siempre ha recibido tanta atención. Y es que cuando pensamos en mejorar la educación tendemos a dejar fuera de nuestro imaginario a todo aquel que haya cumplido la mayoría de edad.

Una diferencia interesante con las enseñanza preuniversitarias tiene que ver con lo que el sistema universitario ha exigido siempre al docente. Por un lado, la promoción académica de un profesor universitario dependía exclusivamente de sus méritos en investigación, dejándole poco tiempo para preocuparse por su praxis dentro del aula. Y por otro lado, el profesor universitario, avalado por su doctorado y publicaciones científicas, era el único docente de todas las etapas educativas exento de recibir formación en pedagogía. Afortunadamente esto está cambiando. Las universidades ofrecen formación continua en metodologías y tecnología de la educación a sus profesores, y en sistemas de evaluación como DOCENTIA se reconocen la innovación e investigación educativa, la formación del profesor y el éxito del alumno.

Otra diferencia con la enseñanza preuniversitaria venía de presuponer que nuestros estudiantes, por ser adultos, no necesitaban aprender a aprender, lo cual es tan erróneo como presuponer que son adultos por haber alcanzado un desarrollo cerebral, y por tanto cognitivo, pleno. De hecho, el área del cerebro responsable de la atención, de la anticipación, de la selección y planificación de una meta o de la inhibición de las conductas inadecuadas, la corteza prefrontal, no completa su desarrollo hasta los 20 o incluso los 25 años. Presuponer además que nuestro alumnos actuales tienen una motivación y una capacidad metacognitiva suficientes es negarse a aceptar lo evidente.

Actualmente en la universidad se siente una preocupación real por el proceso de aprendizaje de un alumnado que ha ido cambiado con los cambios sociales, y ha dejado de tener "prestigio" el formar parte de los rankings anacrónicos de profesores con mayor número de suspensos. Por el contrario, cada vez más profesores se dejan la piel en busca de nuevas y mejores prácticas docentes.

Cada vez son más quienes se preguntan por su propio proceso de aprendizaje, pues solo entendiendo como aprendemos podremos saber cómo enseñar.

En la era de la información, el docente compite con la tecnología como transmisor de la información, pero lejos de sentirse sustituido o amenazado muchos lo convierten en oportunidad, y la utilizan para brindar más tiempo a la enseñanza de habilidades, competencias y valores.

Así pues, ya no es la escuela el único lugar donde el profesor acompaña a sus alumnos en su proceso de aprendizaje. En la universidad también hay buenos docentes que sirven de ejemplo y guía a sus alumnos, que son cercanos y no tienen miedo a mostrarse tal cual son. Profesores que se bajan de las tarimas, creen en sus alumnos y exprimen toda su creatividad para sacar lo mejor de ellos. La universidad se está llenando de profesores con la valentía suficiente para equivocarse, aceptar sus errores y seguir investigando, no en vano es un investigador, la mejor forma de aprender y enseñar, pues saben que sólo en la autoevaluación y el cuestionamiento constante de su práctica ocurrirá la mejora.

Elaborado por Noelia Valle, Directora del Instituto de Innovación de la Universidad Francisco de Victoria y profesora en los grados de Biomedicina y Biotecnología