Ecoaula
Robótica y Educación
- La robótica cada vez se introduce más en las aulas.
Ecoaula.es
De un tiempo a esta parte, cada vez se está incorporando más el uso de la robótica en la educación. Somos testigos de su incursión en las aulas, y apreciamos su potencial para el aprendizaje y la motivación de los estudiantes. En concreto, los robots como asistentes para el aprendizaje se han empezado a utilizar para la adquisición de competencias sobre contenidos informáticos o de robótica, y lo mismo podría aplicarse para la adquisición de contenidos sobre, por ejemplo, historia o ciencias naturales. Así, un robot puede ayudar a los niños a aprender a programar y mejorar su pensamiento computacional, pero también lanzar preguntas sobre determinados contenidos, puede mostrar cómo ejecutar diferentes acciones, o simplemente transmitir conocimientos específicos sobre una materia. Es por eso que los agentes docentes, sensibles a la mejora y la innovación en su ámbito, han sentido gran atracción por los robots y, siempre que han contado con fuentes de financiación, los han empezado a incorporar en sus aulas. Es así como un robot puede constituirse en un facilitador cognitivo que crea nuevos contextos de aprendizaje, en un entorno multidisciplinar.
Además, y gracias a la gamificación, la robótica nos permite incidir en aspectos emocionales y motivacionales, lo que hace que su papel en la educación pueda ser todavía más potente. De hecho, su éxito vendrá dado por la capacidad de los robots para incidir en las necesidades de los niños y ayudarles a establecer proyectos significativos para ellos. Una persona se siente más vinculada a otra si percibe que ésta atiende a sus necesidades, y las comprende. Dicho de otro modo, percibir que una persona es responsiva a nuestras necesidades comporta que se forme un vínculo más estrecho con esa persona; y lo mismo sucede con los robots.
Queda otro ámbito por conquistar, y es la robótica para la educación de adultos. Quizás con adultos, la robótica nos ofrece posibilidades que no habíamos ni imaginado. Se nos presenta un amplio camino por recorrer para ir más allá del aprendizaje de contenidos. Y es que podemos diseñar robots como asistentes personales no para la adquisición de competencias, sino para motivar a la persona, promover un cambio conductual respecto a su propio proceso de aprendizaje, y mejorar su experiencia en un contexto educativo de aprendizaje a lo largo de la vida. Es así como, a medida que los robots se van introduciendo en entornos sociales tales como la educación o la salud, éstos se convierten en herramientas para la acción y el cambio conductual, ya sea para seguir una dieta, o para formarse en el aprendizaje de idiomas, por ejemplo.
Es por eso que debemos tomarnos los robots como una oportunidad, más que como una amenaza. Ahora bien, también deberemos afrontar los retos que esta oportunidad comporta: cómo diseñar los robots para que sean más persuasivos y provoquen el cambio conductual que perseguimos, y cómo resolver las cuestiones éticas y legales que a buen seguro se nos plantearán a partir de nuestra interacción con los robots.
Probablemente, en un futuro los robots ocuparán un lugar privilegiado en la formación, pero no por ello contribuirán a deshumanizarla. Cuando pensamos en robots para la educación, siempre lo asociamos a delegar funciones de los educadores, para trasladarlas a procesos relativamente autónomos o automáticos. No obstante, en la medida que profesionales de la educación y la psicología lideren estos cambios, la robótica podrá contribuir no a la deshumanización o despersonalización de la educación, sino a ampliar su campo de acción y su alcance como herramienta de cambio social. Los educadores continuarán teniendo un papel decisivo en la formación de las personas, y son insustituibles. Ahora bien, con la robótica, su tarea ampliará límites, y tendrá un alcance que posiblemente ahora no podemos ni imaginar.
Elaborado por Dra. Beni Gómez-Zúñiga, Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación | Grupo de investigación PSiNET | UOC.