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Orientarse en el tiempo durante la pandemia, una prioridad para el niño con trastorno del espectro autista
- La noción del tiempo puede ser difícil, especialmente si las rutinas habituales se pierden
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Madrid,
La situación de pandemia en la que nos encontramos puede ser difícil de administrar para las familias con un niño diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA). Si los niños de desarrollo típico presentan diferentes umbrales de tolerancia al cambio y suelen experimentar ansiedad en diversos grados ante los cambios en sus rutinas, los niños con TEA son aún más propensos a esta ansiedad, `por lo que es posible que el niño muestre un aumento de conductas inadaptadas o de autoestimulación.
Para los niños con TEA, la noción del tiempo puede ser difícil, especialmente si las rutinas habituales se pierden. Una de las mejores estrategias que se puede utilizar es ayudarle a orientarse en el tiempo. Por lo tanto, es importante introducir rutinas, que se asemejen lo más posible a aquellas a las que está habituado. Para ello es fundamental la coordinación con el centro educativo al que asista con regularidad. Seguir el mismo tipo de actividades, o semejantes, y una distribución similar en el tiempo, no solo beneficiará el estado emocional del niño, y con ello el cognitivo, sino que también incrementará la autonomía del niño y la familia.
La tecnología permite incrementa las posibilidades de coordinación entre el centro escolar y el hogar. En la actualidad existen numerosas aplicaciones y adaptaciones que han mostrado su eficacia en la mejora de las capacidades funcionales de los niños con TEA, tanto en cuanto a sus competencias comunicativas, emocionales y sociales como en cuanto a sus competencias académicas, lo que anteriormente no estaba al alcance de muchos estudiantes con necesidades especiales.
Para los niños con TEA la tecnología aporta una serie de ventajas: ofrecen un entorno y una situación controlable (son predecibles), lo que mejora la autoestima, la sensación de logro personal y la capacidad de autodirección; les permite repetir fácilmente sus acciones favoritas; pueden hacer uso de calendarios, alarmas, cronómetros que ayuden a estructurar el tiempo; permiten desarrollar las habilidades de autoaprendizaje, ya que muchos soportes informáticos dan los apoyos visuales y de estructuración espacio-temporal que requieren estos niños; su capacidad de motivación y refuerzo es muy alta, favoreciendo la atención y disminuyendo la frustración ante los errores; favorecen o posibilitan el trabajo autónomo, así como el desarrollo de las capacidades de autocontrol y se adaptan a las características de cada uno, respetando su ritmo de aprendizaje.
Por supuesto se combinará la tecnología con otros tipos de actividades: juegos de clasificación, actividades sensoriales y sociales, juegos de simulación, juegos de construcción, lectura compartida de historias sociales a través de imágenes o cómic. Es preferible comenzar con actividades que el niño domine y con las que disfrute y luego alternar con actividades en las que esté menos cómodo. En todo caso es aconsejable terminar siempre con una actividad placentera para el niño.
Hacer participar al niño en las tareas sencillas de la casa, no solo dota de sentido funcional a su conducta, sino que también le permite desarrollar su autonomía y participar como un miembro más de la familia.
No deben imponerse sólo momentos de exigencia, dentro de la rutina prevista también se debe prever algún momento más tranquilo con actividades sensoriales libres que no requieran necesariamente interacción y que sean agradables para él.
A pesar de toda la organización establecida, esta pandemia puede generar dificultades de comportamiento difíciles de manejar por su intensidad y duración. Por lo que siempre hay que contar con el asesoramiento de los especialistas.
Elaborado por M.Isabel Gómez-León, Profesora del Máster en Educación Especial de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)