¿Se encuentra el dólar en la antesala de una fuerte depreciación?
Fíjese en el gráfico abajo. La curva en azul muestra el tipo de cambio del dólar frente a todas las divisas de referencia (euro, yen, libra etc.). Una subida de la curva indica una apreciación del billete verde y una baja indica una depreciación. Se ve claramente la caída del dólar al inicio de 2006 y su entrada posterior en lateral. La caída iniciada en octubre lo acerca a la zona clave de los 84. Si es pronto para hablar de continuidad bajista, romper este importante soporte podría desencadenar un importante potencial bajista.
Es probable que un economista relacione las presiones bajistas sobre el dólar con el deterioro del ciclo y la perspectiva de unos recortes de los tipos de interés de la Fed. Es cierto pero este argumento solo no basta explicar una amplía caída del dólar. Primero porque una caída del los tipos no es hoy más probable que hace un mes. Segundo porque sabemos que la relación entre crecimiento, tipos de interés y divisas es algo muy inestable y lleno de sorpresas. Si el dólar baja, otras divisas tienen que subir. Esto parece trivial pero no lo es dada la importancia del billete verde como reserva de valor para los países acreedores de Estados Unidos. En concreto el dólar baja si Asia y la zona euro le dejan hacerlo, es decir si aceptan una revalorización de sus propias divisas.
Ésa no fue la estrategia en 2006 porque nadie tenía interés en una depreciación del billete verde. Pero cabe preguntarse si estamos ahora ante un cambio de preferencias de los actores más potentes del mercado. En Asia, ciertos Bancos Centrales, entre los que destaca el potente Banco Popular de China, habrían iniciado una diversificación de sus reservas de cambio en detrimento del dólar. Además, no debe descartarse una subida más fuerte del yuan como otra herramienta de enfriamiento de la economía. En Japón, el Banco Central tolera cada vez menos la situación del yen cuya debilidad histórica frente al dólar y al euro ayudó en su tiempo a salir de la deflación pero ahora daña la confianza del país. En EEUU la victoria demócrata ha vuelto a traer a colación la amenaza de un enfrentamiento comercial con China, algo peligroso si se tiene en cuenta que el gigante asiático es también el mayor acreedor de Estados Unidos.
Las escaramuzas son sólo verbales por el momento pero la palabra proteccionismo vuelve a oírse en el Capitolio, sin que la Administración Bush parezca perturbarse por ello, al menos por el momento. Hasta el punto que ciertos expertos se preguntan si el billete verde goza de verdad del apoyo del gobierno americano tal como se reafirmó tras la nominación del secretario del Tesoro Henry Paulson. Un dólar fuerte ayuda a controlar la inflación con un petróleo caro pero se puede convertir en un obstáculo si la prioridad es ahora favorecer el crecimiento ante las elecciones presidenciales. Algo que no puede disgustar a los halcones del Banco Central Europeo si el retroceso del billete verde se gestiona con Asia de manera ordenada. Queda por saber si el mercado no tendrá tentaciones de poner a prueba a los bancos centrales antes de la hora.