Distribución

Markus Hankammer: "No tiene sentido consumir agua embotellada cuando se puede filtrar la del grifo"

  • "El 5% de nuestras ventas lo reinvertimos en el área de I+D"
Markus Hankammer, consejero delegado de Brita.

Gema Boiza

El próximo mes de julio, Brita, la firma alemana que Heinz Hankammer ideó para mejorar la calidad del agua del grifo desmineralizándola mediante un sistema de filtros, cumple 50 años. Un tiempo en el que ha logrado operar en más de 60 países y diversificar sus productos para darles uso dentro y fuera de los hogares.

Meses antes de entrar en Turquía y de que su planta de China eche a rodar, su consejero delegado, Markus Hakammer, explica su nueva estrategia.

¿Qué peso tiene España para el negocio de Brita?

España está entre los diez principales países del mundo para Brita. Es un país estratégico, porque podemos mejorar la calidad del agua del grifo. Es un mercado importante por la cantidad de agua y té que se toma y por la calidad de sus aguas, ya que el 80% del agua potable viene de arroyos y de aguas de superficie donde hay algas que dejan un cierto sabor, que nosotros podemos eliminar al filtrarla.

¿Qué planes tienen para España?

De momento, Levante es la zona de España en la que estamos más implantados con nuestra jarra de filtrado, pero tenemos la oportunidad de llegar a nuevos consumidores con los filtros que desarrollamos para integrar directamente en el grifo y con las jarras más pequeñas, portátiles y de uso individual.

¿Ven margen para crecer aquí?

Sí. Es el caso de los dispensadores de agua, que queremos empezar a vender entre 2017 y 2018 para hospitales, escuelas, gimnasios, etc. Hay muchos argumentos que justifican por qué los consumidores deben comprar nuestros productos, como el medioambiental y el económico. Producir una botella de agua embotellada es más caro y más contaminante. No hay razón para que se consuma agua embotellada y no la del grifo filtrada.

¿Qué otros países están en la lista de prioridades del grupo?

Turquía, donde llegaremos el próximo otoño, estará en breve en el top ten para nuestra empresa. Es un país muy interesante por la cantidad de té que se bebe ¡más que en China!, y por la cantidad de agua enbotellada y fría que se consume.

¿Podría ser Turquía la puerta de entrada a los países árabes?

Podría ser, aunque el foco de nuestra expansión está en Asia, especialmente en China, donde desde hace tres años tenemos una filial para distribuir nuestros productos y donde desde el año que viene y tras invertir 20 millones de euros tendremos una planta en la zona de Shanghai para producirlos.

¿Cuál es el plan de crecimiento?

El objetivo es doblar las ventas de 2014 en 2020, y pasar de 362 millones de euros a 720 millones.

¿Cómo se traducirá ese crecimiento en puestos de trabajo?

Para este año calculamos crear 200 nuevos puestos, unos 100 en China, ya que es ahí donde más crecemos, unos 60 en Alemania y el resto repartidos en todo el mundo.

¿Cuál es la clave de la expansión?

Creo que, pese a los desafíos de la situación macroeconómica en el segmento en el que estamos operando, hay un gran potencial y especialmente si pensamos en soluciones que, en mi opinión, son el futuro. Estamos creando una nueva forma de beber agua. Creemos que podemos ayudar a cambiar el mundo y lo creemos sin ser arrogantes. Creemos en lo que hacemos.

¿Cuál es su enfoque?

Si hace una década el foco estaba en el consumidor privado, ahora estamos buscando soluciones fuera de los hogares, con dispensadores para el agua que se da en hospitales, colegios o gimnasios.

¿Qué porcentaje de ventas consagran al I+D?

El 5% de nuestras ventas lo reinvertimos en esta área. Sabemos que ese porcentaje irá a más.