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¿Tasa a la carne roja para frenar el cambio climático? La nueva amenaza de los ganaderos


    Gema Boiza

    A los productores de carne roja podría decirse que no dejan de crecerles los enanos. Sólo unos meses después de hacer frente a lo que supuso para sus ventas un informe de la Organización Mundial de la Salud sobre los efectos adversos que el consumo de carne podría tener en los seres humanos, los ganaderos españoles y europeos se enfrentan a una nueva amenaza. Descárguese gratis el último número de elEconomista Alimentación

    En esta ocasión, el origen de dicha amenaza se encuentra en el Reino Unido donde un grupo de investigadores sostiene que, con el fin de frenar el cambio climático, se podría imponer una nueva tasa a la carne roja que es con la que más dióxido de carbono y metano emitimos en sus procesos de producción.

    En su estudio que ha saltado de las aulas a la opinión pública después de haber sido publicado en la revista médica BMC Public Health, los investigadores sostienen también que evitar el calentamiento global no sólo pasa por reducir el consumo energético en hogares, oficinas, fábricas, comercios, estaciones, aeropuertos y un larguísimo etcétera.

    La culpa es de la ganadería intensiva

    Y es que, según sus cálculos, el responsable de emitir un tercio del total del dióxido de carbono (CO2) -considerado el principal gas de efecto invernadero- y la mayor parte del metano no es otra que la ganadería intensiva.

    Tras el primer revuelo inicial, la conclusión que se extrae de ese documento es que los investigadores británicos podrían, de salirse con la suya, dificultar el rendimiento de las explotaciones ganaderas. Su propuesta no es otra que crear un tributo sobre la carne roja y, además de mejorar la salud del clima, mejorar la de los ciudadanos británicos.

    De hecho, con un impuesto del 20% a la carne de vaca y otro de un 25% a las bebidas azucaradas (lo que equivaldría a cobrar 40 dólares por tonelada métrica de dióxido de carbono) el Gobierno inglés podría reducir las emisiones en 16,5 megatoneladas (millones de toneladas), pero sobre todo podría salvar vidas y reducir costes derivados de los cuidados hospitalarios que, debido a alimentación poco o nada equilibrada, tiene que aplicar a sus ciudadanos.

    La nota positiva de este informe se la llevan los productores de otro tipo de carne. En concreto, los productores de pollo y cerdo podrían ver un incremento de sus ventas si, como propone ese informe, se elevase la tasa aplicable a la carne roja. Y es que la propuesta de dichos investigadores anima a las autoridades británicas a rebajar el coste de los alimentos comparativamente menos contaminantes, entre los que se encuentra el pollo y el cerdo.