Distribución
Tiger, el Ikea danés, quiere salir a bolsa
- El 95% de los productos que venden tiene un coste de menos de 15 dólares
Productos excéntricos, como abridores de vino con bigote o chanclas en forma de fruta. Eso es lo que ofrece Tiger, la cadena danesa que sigue el estilo de Ikea, cuyo objetivo es abrir tres tiendas cada semana, con el objetivo de salir a bolsa.
Con la apertura de una nueva tienda en el barrio de Notting Hill (Londres) este mes, la cadena ha alcanzado los 500 puntos de venta en todo el mundo. Tiger dio el salto a Nueva York el pasado mes de mayo, confirmando su apuesta por la expansión en Norteamérica y Asia-Pacífico, dónde abrieron 124 nuevos locales en 2014.
"No veo por qué no vamos a seguir creciendo a este ritmo en el futuro próximo", asegura el francés Xavier Vidal, CEO de la compañía desde el pasado mes de enero. "No tenemos restricciones de capital para seguir creciendo así de rápido".
Una imagen típica de las tiendas Tiger es la de los clientes con una cesta, cogiendo productos que nunca habrían imaginado comprar, como candados para bici de diseño. El 95% de los productos que ofrece la tienda cuestan menos de 15 dólares, compitiendo con Ikea o con la tienda de ropa Primark.
Aumento de la demanda
El crecimiento de Tiger, cuyo principal propietario es la firma de capital privado EQT Partners, prevé un aumento de la demanda en toda Europa, gracias al rebote de las economías de España, Portugal e Italia durante los próximos 18 meses.
La empresa, que nació hace 20 años con una tienda en Copenhague, está presente en la actualidad en 26 países. Las tiendas primero se llamaban Zebra, pero después cambiaron su nombre a Tiger.
Ofrece unos 2.500 productos distintos, cuyo denominador común es el colorido y el bajo coste, según Vidal. Los beneficios de la compañía crecieron un 68% en 2014, hasta las 196 millones de coronas danesas, 26,3 millones de euros, mientras que las ventas se dispararon un 44%, hasta las 2.460 millones de coronas, 329 millones de euros.
El fundador, Lennart Lajboschitz, vendió el 70% de la compañía a EQT en 2012, un fondo cuyo objetivo, habitualmente. es cancelar las inversiones en cuatro o cinco años. Sin embargo, con Tiger no se han puesto una fecha para salir, pues consideran que aún tienen margen de crecimiento, según Morten Hummelmose, jefe del equipo de renta variable del fondo.