Desastres naturales
Expertos exigen a la UE un sistema de alerta de tsunamis en el Mediterráneo
"El coste de un sistema de alerta temprana de tsunamis en el Mediterráneo sería de alrededor de 100 millones (de euros) una cantidad muy baja para la UE", explicó en rueda de prensa en Viena el geofísico Stefano Tinti, de la Universidad de Bolonia.
El científico italiano, que participa en la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias que se clausura mañana, explicó que es necesaria la creación de una red regional que permita detectar y advertir de la aproximación de una ola gigante en 20 minutos.
Gerasimos Papadopoulos, director del Instituto de Geodinámica de Atenas, subrayó que Grecia, Turquía y Sicilia se encuentran particularmente en riesgo, así como Argelia y otras partes del norte de África.
Recordó que el último gran tsunami en la región se produjo en 1956 y afectó a islas de la costa sureste de Grecia, pero destacó que cada mil años se registra en el Mediterráneo un maremoto de grandes dimensiones como el que en 2004 arrasó las costas de doce países ribereños del Océano Indico y dejó más de 200.000 muertos.
El experto explicó a Efe que los dos últimos grandes maremotos afectaron al Mediterráneo oriental.
El primero arrasó la ciudad de Alejandría (en el actual Egipto) en el año 365 de nuestra era con olas de hasta 10 metros, y el más reciente, en 1303, destruyó amplias zonas de la isla griega de Heraklion y otras costas bañadas por el Egeo, y llegó a Alejandría con olas de nueve metros.
Ambos maremotos se produjeron en verano, y si hoy en día se produjera un temblor de esa magnitud en esas fechas con las playas griegas y turcas llenas de turistas, "sería una catástrofe de enormes dimensiones", afirmó Papadopoulos.
En el caso de España, afirmó que también hay riesgos, y recordó el terremoto y posterior tsunami de 1755, con olas de doce metros que arrasaron las costas de Huelva y Cádiz y dejaron unos 2.000 muertos.
"Hay una regla de oro para los seísmos: un lugar que tembló en el pasado lo volverá a hacer en el futuro. No sabemos cuándo, puede ser hoy o dentro de 100 años. Aunque las amenazas medioambientales no sean frecuentes, debemos de tomar medidas, porque existe la obligación de proteger a la población", concluyó.