Desarrollo sostenible
Heineken 'pone verde' a toda su cadena de producción
Heineken es cada vez más verde, y no porque haya cambiado el tono del cristal de sus botellas de cerveza. La compañía familiar holandesa está obteniendo ya los primeros resultados relevantes del plan lanzado en 2010 para mejorar su desempeño medioambiental.
Y, desde que la midió por primera vez en 2011, también está reduciendo el impacto de la huella de carbono -55,5 kg de CO2 por hectolitro en 2011- que genera la actividad de toda su cadena de valor: desde el cultivo de cebada hasta que la caña se sirve en un bar o un domicilio.
La firma ha presentado en su fábrica enseña, la de Sevilla -donde tiene su sede social en España-, el Informe de Sostenibilidad 2012. El presidente de Heineken España, Richard Weissen, ofreció por encima de los resultados concretos una comparación suficientemente ilustrativa de lo que la enseña está logrando sólo con la puesta en marcha de la nueva fábrica de la capital andaluza en 2008.
"En la nueva planta producimos 450 millones de litros de cerveza al año, desde los 350 millones de litros de la antigua de Nervión. Un aumento que se ha conseguido a la par que el consumo de electricidad baja un 30 por ciento y el de agua otro 40 por ciento respecto de la vieja fábrica".
Ejemplos
Para mostrar cómo esta estrategia de sostenibilidad está aplicándose a toda la cadena de valor, la compañía integró a proveedores y medios de comunicación en un jornada de trabajo en la fábrica de Sevilla. Desde Intermalta, por ejemplo, se explicó cómo se está fomentando el cultivo de la cebada cervecera junto a agricultores locales. Ya hay 20.000 hectáreas en producción en Andalucía y Extremadura, y en unos años se prevé doblar esa superficie para cubrir el cien por cien de las necesidades de Heineken en España -de sus cuatro fábricas-.
Las mejoras en las fases de fermentación de la malta han permitido, por su parte, reducir el uso de energía térmica en un 30 por ciento desde 2007; y el de energía eléctrica en otro 20 por ciento, hasta 8,1 kw/hora por cada hectolitro de cerveza (cien litros).
El cuidado con el consumo de agua llega a tal punto que, en la línea de embotellado, se experimenta con nuevas sustancias lubricante -para favorecer el desplazamiento de las botellas a lo largo de la línea- que han permitido reducir 40.000 metros cúbicos el consumo de agua al año destinado a este uso. Ello en los últimos cinco año, pero el objetivo es profundizar para alcanzar un ahorro de 50.000 metros cúbicos, lo que equivale al consumo anual de un núcleo urbano de mil habitantes.
Por último, las pruebas con nuevos gases para el enfriamiento de la cerveza en los tiradores de los bares ha permitido a estos ahorrar dos millones en consumo energético.