De Munich al Sáhara: arranca un proyecto "visionario" de energía solar
Doce empresas, entre ellas una española, Abengoa Solar, participan en el proyecto de energía renovables más ambicioso del mundo que califican como "visionario" y que pretende cubrir el 15 por ciento de la demanda eléctrica de Europa y dos tercios de la del Norte de África y Oriente Medio.
Desertec Industrial Initiative (DII), prevé la construcción en el desierto del Sáhara de plantas solares termoelécricas capaces de cubrir el 15 por ciento de las necesidades eléctricas de Europa, y dos tercios de la del Norte de África y Oriente Medio.
"Un proyecto visionario"
"Desertec es un proyecto visionario que permitirá una obtención y suministro energético sostenible", declaró tras la firma en Múnich de la declaración para la puesta en marcha de DII, René Umlauft, consejero delegado de Energía Renovable de Siemens.
E.ON, ABB, Deutsche Bank, MAN Solar, RWE, Münchener Rück, M+W Zander, Schott Solar, Siemens y la argelina Cevital.Todas participarán del jugoso proyecto renovable.
Las empresas se han dado un plazo de tres años para desarrollar las condiciones necesarias para ejecutar el proyecto y elaborar un plan industrial y financiero.
Según un estudio realizado en 2006 por el centro aerospacial alemán, cubrir el 15 por ciento de las necesidades energéticas de Europa mediante la construcción de plantas solares termoneléctricas en el Sáhara costaría hasta 2050 unos 400.000 millones de euros.
Eso supondría la instalación en plantas solares capaces de producir 100 gigavatios hasta el 2050.
El plan Desertec, nacido como Fundación al amparo del Club Roma, un grupo de países interesados en el proyectos y empresas del sector energético, también prevé la construcción de una red descentralizada de plantas eólicas y desalinizadoras.
Fantasmas coloniales
Aún así, Desertec cuenta con algunos detractores porque a juicio de los críticos repite el modelo de aprovisionamiento desde el exterior, es decir ahonda en la dependencia energética, y evoca los fantasmas del colonialismo.
Sus defensores ven en Desertec un desafío comercial, tecnológico y hasta político, pues consideran que muchos países africanos podrán beneficiarse del mismo.