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Un magnate ruso para salvar el ciclismo

    Carlos Sastre, ciclista español del equipo CSC y reciente ganador del Tour de Francia.


    Construir un equipo a golpe de talonario, fichando a grandes estrellas, sin escatimar en gastos y con el firme propósito de ganar el Tour de Francia el próximo año. Ése es el proyecto que han puesto en marcha las empresas Gazprom, Itera y Rosa Technologie.

    Los gigantes energéticos rusos están dispuestos a seguir los pasos de Roman Abramovich, aunque cambiando el fútbol por el ciclismo. Es el sueño que persigue el magnate Oleg Tinkov, propietario del equipo Tinkoff Credit Systems.

    Los nombres protagonistas

    En cuanto a los nombres protagonistas del nuevo equipo, el empresario ya tiene claro qué deportistas quiere que le representen en el pelotón. Por eso su principal objetivo ahora es fichar a Carlos Sastre, el flamante campeón que ayer presidió de amarillo el pódium de los Campos Elíseos, y al ciclista australiano Cadel Evans, que se convertiría en el ciclista mejor pagado del mundo, a pesar de que una vez más volvió a quedarse a las puertas de la gloria en la ronda francesa, con un segundo puesto que sabe a derrota por segundo año consecutivo. Para cerrar ambos fichajes, Tinkov tendrá que tirar de talonario y sacarle partido a los 30 millones de euros que ha conseguido que sus socios inviertan en él y en su proyecto.

    Además, lo ha hecho sin necesidad de que los nombres de las empresas que ponen sus rublos encima de la mesa figuren en la marca comercial del equipo, que pasará a llamarse Katyusha y a ser la escuadra más potente, en términos económicos, del pelotón internacional. El desembarco de este equipo llega en un momento de crisis para el ciclismo, un deporte donde cada vez cuesta más atraer a los patrocinadores como medio de potenciar su imagen de marca.

    La sombra del dopaje, la sospecha permanente y los últimos positivos en la ronda gala están alejando a los grandes inversores tradicionales. No es que falte dinero, sencillamente no quieren asociarlo al ciclismo. "El problema no es económico, sino de credibilidad", es la explicación de Patrice Clerc, presidente de ASO, la empresa gestora del Tour de Francia.

    "Una imagen limpia hará que vuelvan, pero, mientras se ataque su prestigio, el interés de las empresas disminuye". Y disminuye hasta el punto de que ya no son aislados los casos en los que un patrocinador decide retirar sus fondos. El último caso es el del Saunier Duval, que en este Tour ha visto cómo la percepción de la marca ha cambiado de forma radical. En cuatro años no había ganado una sola etapa de la ronda gala y, en tan sólo diez días, con un presupuesto contenido en cinco millones de euros, había conseguido colocarse al frente de la clasificación por equipos gracias a las tres victorias de etapa de Ricco y Piepoli, que además le habían reportado 50.970 euros procedentes de los premios de la organización.

    Pero Ricco, que había sido segundo en el Giro, dio positivo. Poco después, el propio Saunier Duval decidió expulsar a Piepoli tras realizar un control interno y se retiró en bloque de la ronda gala en la undécima etapa, evitando que el escándalo provocara una imagen negativa de la marca. Ahora la empresa medita retirarse definitivamente del ciclismo, a pesar de que el patrocinio no finaliza hasta finales de 2009. No es el único caso. Antes que Ricco, el español Moisés Dueñas también fue apartado del Tour por dar positivo en un control, lo que provocó que Barloworld anunciara que retirará su patrocinio de su equipo.

    Retiradas sonadas

    También amenaza con seguir sus pasos Credit Agricole , todo un clásico del Tour, que ya en 2007 se planteó la posibilidad de abandonar el ciclismo, de la misma manera en que lo hizo T-Mobile en 2006. Precisamente, un informe de la Universidad de Friburgo presentado el pasado mes de marzo denunciaba que el T-Mobile practicó dopaje masivo a sus corredores entre 1993 y 2006, año en que la multinacional alemana puso fin a su presencia en el ciclismo.

    Hans Michael Holczer, director del equipo Gerolsteiner, también tendrá que ir buscando financiación. La principal y casi única fuente de ingresos del ciclismo proviene de los patrocinadores y anunciantes, más la venta de la señal de difusión televisiva a los distintos operadores internacionales.

    Sin embargo, ambas partidas ya han comenzado a tambalearse con la sucesión de positivos por dopaje. Ya el año pasado, la cadena alemana ZDF se negó a adquirir los derechos del Tour de Francia y este año los anuncios de retirada por parte de empresas que tradicionalmente han prestado su nombre al ciclismo hacen tambalearse al pelotón. Aunque quizá todo ello haga que sea precisamente ahora el momento más oportuno para invertir, pues las grandes estrellas no encuentran motivos para exigir salarios multimillonarios. La apuesta de Tinkoff puede abrir una nueva vía de salvación para el ciclismo.