La llegada de Iniesta a Japón dispara las ventas de su bodega en el país asiático

El futbolista Andrés Iniesta inicia una nueva etapa en el Vissel Kobe de Japón. Con esta decisión, sumada a su retirada de la selección española, abandona el primer nivel deportivo, pero a cambio impulsa su bodega familiar.

El anuncio de su llegada a la liga nipona provocó que las existencias de vino de sus viñas se agotasen en el país asiático. Su familia está ahora en conversaciones para vender una participación del negocio a sus nuevos empleadores, según Agustín Lázaro, director gerente de Bodegas Iniesta.

"El vino siempre ha sido una tradición para nuestra familia, pero no teníamos suficiente poder económico para crear una bodega hasta que Andrés llegó al mundo del fútbol", explica José Antonio Iniesta, padre del futbolista y consejero delegado de la empresa. "Nuestro objetivo siempre ha sido hacer lo que nos gusta, sin ganar dinero necesariamente. Pero estamos haciendo las cosas bien y seguimos creciendo", presume.

La mezcla de fútbol y productos de alta calidad está dando sus frutos. Lázaro explica que el Minuto 116, un vino que lleva el nombre del minuto de la final del Mundial 2010 en el que Iniesta marcó el gol que le dio a España el título, es clave para penetrar en los mercados donde el fútbol es popular.

La bodega de la familia Iniesta produjo 1,2 millones de botellas en el año 2017, lo que supone un incremento del 500% respecto a 2010. Pero si en aquel momento España era el único mercado para sus vinos, en la actualidad el 60% de los ingresos ya proceden de los mercados internacionales.

Fundada en 2010 en Fuentealbilla (Albacete), el éxito de estos viñedos es también muestra del éxito de la industria española del vino, la más grande del mundo con un millón de hectáreas cultivadas aproximadamente, y con 530.000 cultivadores de uva. Las exportaciones del sector alcanzaron los 2.850 millones de euros en 2017, según datos del Observatorio del Mercado del Vino de España.