Cultura

Dos paralíticos británicos llevan a los tribunales su derecho a morir



    LONDRES (Reuters) - Dos hombres paralíticos británicos que quieren morir pero no pueden hacerlo ellos mismos acudieron el lunes a un tribunal para solicitar protección judicial para aquellos que pudieran ayudarles a poner fin a sus vidas.

    El caso es uno de los intentos más sonoros de cambiar la ley del derecho a morir en Reino Unido, donde el suicidio asistido es ilegal.

    "Estoy constantemente pensando: ¿Cómo puedo hacerlo sin meter a nadie en problemas?", dijo Paul Lamb, que quedó paralítico en un accidente de coche en 1990.

    "Sólo quiero que se respeten mis deseos, es lo único que quiero", dijo Lamb, de 57 años, a periodistas en el exterior de la sala de justicia.

    Está completamente inmóvil excepto por un limitado movimiento en su mano derecha, y necesita cuidados las 24 horas del día y tomar morfina constantemente para aliviar el dolor.

    El juez Igor Judge, en una declaración al comienzo de la vista en el Tribunal de Apelaciones, dijo que estaba al tanto de la "desesperada situación" del hombre y que sentía simpatía por él.

    "Pero deben saber sin lugar a dudas que no podemos decidir este caso como una cuestión de simpatía personal. Tenemos que decidirlo como una cuestión de ley".

    Lamb estaba en el tribunal en su silla de ruedas mientras hablaba el juez.

    El otro hombre, conocido solo por su nombre, Martin, de 49 años, se quedó incapacitado de movimientos y habla después de sufrir un ataque cerebral hace cuatro años. Sólo se puede comunicar a través de movimientos con su cabeza y ojos.

    "Para él su vida se ha convertido en algo insoportable", dijo Paul Bowen, un abogado que representa a Lamb.

    LEY "INADECUADA"

    Los detalles de los casos de los dos hombres son diferentes, pero en esencia ambos están intentando conseguir ayuda de los tribunales para asegurarse de que cualquiera que los ayude a morir no sea perseguido por la justicia.

    Bowen citó un informe enviado al parlamento el pasado año que concluyó que la ley británica en el tema de la muerte asistida era "inadecuada, incoherente y no debería continuar".

    El tema sobre si criminalizar o no el suicidio asistido para aquellas personas cuyas vidas son insoportables es un asunto de debate en muchos países.

    Los defensores del derecho a morir dicen que a la gente capaz de tomar esa decisión debería permitírsele morir con dignidad. Los detractores dicen que liberalizar la ley podría poner en peligro a personas vulnerables.

    Suiza y los estados de EEUU de Oregón, Washington y Montana se incluyen entre los lugares donde son legales algunas formas de eutanasia o suicidio asistido bajo ciertas circunstancias.

    Casualmente, la vista judicial del lunes comenzó dos días antes de que una ley se presente al parlamento británico legalice el suicidio asistido en algunas circunstancias.

    Sin embargo, Bowen dijo que incluso si la ley era aprobada en algún momento, no sería suficiente para Lamb.

    El caso de Lamb lo llevó inicialmente ante los tribunales un hombre con síndrome locked-in (síndrome del cautiverio), Tony Nicklinson. Un alto tribunal rechazó los casos de Nicklinson y Martin el pasado agosto alegando que no les correspondía a ellos, sino al parlamento, cambiar la ley.

    Tras la negativa del tribunal el 14 de agosto, Nicklinson se negó a comer y a medicarse y falleció el 22 de agosto.

    Lamb, que en esta época no estaba implicado en la lucha, ha podido desde entonces seguir la batalla judicial donde la dejó Nicklinson.