Un estudio cuestiona el papel de la fructosa en la hipertensión
Los investigadores siguieron a más de 200.000 hombres y mujeres durante más de 38 años y encontraron que el consumo habitual de bebidas azucaradas, ya contuviesen azúcares o las endulzadas artificialmente, estaba asociado con el ascenso de alrededor de un 13 por ciento en el riesgo de desarrollar hipertensión.
Las bebidas carbonatadas y los refrescos de cola estaban fuertemente relacionadas con el riesgo de hipertensión, pero el azúcar de la fruta, o fructosa, en las bebidas no destaca como un factor determinante, informó el grupo en el Journal of General Internal Medicine.
"No sabemos qué causa el aumento del riesgo en las bebidas azucaradas o endulzadas artificialmente", dijo Lisa Cohen, principal autora del estudio e investigadora en el departamento médico de la Universidad de Maryland.
"Es difícil decir que a partir de la fructosa se aumenta el riesgo de hipertensión", agregó.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, propuso la semana pasada una prohibición de largo alcance sobre los refrescos azucarados, la última de una serie de iniciativas de salud pública que incluye una campaña para reducir la sal en las comidas de los restaurantes y las comidas preparadas.
Estudios anteriores habían señalado la fructosa como un factor relacionado con el riesgo de padecer hipertensión, pero Cohen señaló que estos solo tomaron una instantánea en el tiempo y no pudo determinar qué fue primero, la hipertensión o el gusto por las bebidas dulces.
Cohen y sus colegas analizaron los datos de tres estudios masivos, incluyendo a cerca de 224.000 trabajadores de salud, cuya dieta y salud fueron seguidos durante entre 16 y 38 años. Ningún participante había sido diagnosticado con hipertensión antes del inicio del estudio.
Con el tiempo, aquellos que tomaban al menos una bebida azucarada al día tenían un 13 por ciento más de posibilidades de desarrollar la enfermedad más que aquellos que las consumían una vez al mes o menos.
Del mismo modo, las personas que tomaban al menos una bebida endulzada artificialmente al día tenían un 14 por ciento más de posibilidades de ser hipertensos en comparación con aquellas que ingerían menos, o incluso ninguna.
Para ver si la fructosa era la responsable, los investigadores también estudiaron a la gente que tenían altos niveles de fructosa en sus dietas de otras fuentes, como las frutas.
Entre la gente que obtenía un 15 por ciento de sus calorías de fuentes de fructosa que no eran las bebidas, el riesgo de desarrollar hipertensión fue incluso más bajo que en la gente que ingería muy poca fructosa.
"Si pensamos que la fructosa era el factor causante, entonces comer una gran cantidad de manzanas (por ejemplo) podría aumentar también el riesgo de hipertensión", dijo Cohen a Reuters Health.
El "marcado" fuerte vínculo entre las bebidas dulces carbonatas y el riesgo de hipertensión podría ser explicado por el tamaño más amplio de las raciones asociadas con los refrescos, o cualquier otro ingrediente desconocido común a todos ellos, dijeron los investigadores, aunque se necesitará una nueva investigación.