Caja Madrid y FCC retrasan su proyecto de autopistas tras los conflictos de Blesa
"Esperamos que en breve, incluso antes del verano, Alborada sea operativa". Rafael Montes, consejero delegado de FCC (FCC.MC), pronunció estas palabras el pasado 28 de junio. Estaba pletórico. No era para menos. Un día más tarde, iba a sentarse frente a todos sus accionistas con una gran noticia: el año 2006 va a ser récord para el grupo. Las razones de este éxito eran muchas, pero sobresalían dos: la salida a bolsa de Realia y la puesta en marcha de Alborada.
Dos proyectos donde tiene como socio a Caja Madrid y que, al final, no verán la luz este ejercicio. El estreno bursátil de la inmobiliaria Realia se ha pospuesto hasta el primer trimestre de 2007, como adelantó elEconomista el jueves pasado. Y el arranque de Alborada, la filial de autopistas que están poniendo en marcha, también ha quedado relegado para el próximo ejercicio.
Incompatibilidades
Estos retrasos son consecuencia, en parte, de las incompatibilidades en que puede incurrir Miguel Blesa. El presidente de Caja Madrid entró en el consejo de FCC el pasado 29 de junio como dominical, representando los intereses de Esther Koplowitz, principal accionista de la constructora.
Su doble presencia en el máximo órgano de administración de Caja Madrid y de la constructora plantea un presunto conflicto de intereses de cara a la constitución de Alborada, según el código de conducta de la entidad.
Además, la incorporación de Blesa al consejo de FCC coincidió en el tiempo con el anuncio de la salida a bolsa de Realia y la puesta en marcha de Alborada. Sin embargo, entre esta tormenta de noticias nunca se llegó a aclarar cuál es la prima de poder que pagará FCC a la entidad por tomar las riendas de Realia, ni cómo van a gestionarse los conflictos de interés en que incurrirá Blesa, según el Código de Buen Gobierno, cuando se tomen decisiones que afecten al futuro de sendas filiales.
Muchas interrogantes
Estos interrogantes han provocado, primero, un aplazamiento en el estreno bursátil de la inmobiliaria, y también en la puesta en marcha operativa de la empresa de autopistas, cuyo arranque definitivo aún no ha sido presentado a examen del máximo órgano de administración de Caja Madrid.
El proyecto inicial contemplaba la entrada en funcionamiento de Alborada este mismo ejercicio. FCC aportaría a la nueva sociedad su cartera de concesiones, que valora en 338 millones de euros.
La entidad madrileña, por su parte, deberá desembolsar 135 millones en efectivo, e inyectaría sus concesiones, valoradas en 203 millones. Además, buscarían otros socios financieros que aportarían 169 millones más.
Un informe interno de FCC, donde se explican las claves de la operación, concedía a Alborada plena realidad para este año, hasta el punto de que contemplaba una primera gran operación: la compra de una empresa del sector, cuyo valor rondaría los 1.020 millones, con unos fondos propios de 408 millones.
El retraso en el arranque de Alborada forzará a FCC y Caja Madrid a seguir trabajando en solitario hasta 2007. No obstante, las adjudicaciones que consigan hasta que sellen su unión se incorporarán a la futura filial. Su objetivo es engordar la cartera de concesiones con nuevos proyectos, lo que exigirá a cada compañía una inversión aproximada de 880 millones hasta el año 2012.
FCC gestionará
Tanto en Realia como en Alborada, FCC será quien lleve las riendas de la gestión. Pero el reparto accionarial será diferente.
En la inmobiliaria, el grupo dirigido por Rafael Montes controlará la mayoría del capital. De este modo, podrá consolidar todos los resultados de la compañía en su balance, lo que se traducirá en una importante inyección de beneficio y rentabilidad. De hecho, Realia ostenta los mayores márgenes de beneficio bruto operativo de todo el Grupo FCC.
En cambio, la constructora consolidará Alborada por puesta en equivalencia, lo que significa que únicamente se apuntará en su balance el beneficio que le corresponda, pero no la deuda. De este modo, evitará perjudicar a su músculo financiero.
El modelo de las concesiones exige fuertes inversiones en los primeros años de vida de los proyectos y, por ende, deudas elevadas.
En Alborada, FCC prevé controlar el 40 por ciento de las acciones, el mismo porcentaje que Caja Madrid. El 20 por ciento restante estará en manos de socios financieros. Cuando salga a bolsa, horizonte que inicialmente preveían para 2010, la constructora seguirá sin controlar la mayoría del capital.