Construcción Inmobiliario

¿Sobran infraestructuras? Las constructoras lo niegan



    Las empresas no reconocen los excesos de los que se les acusa en los años del 'boom' y dicen que sólo el 5 por mil de las obras públicas realizadas en las dos últimas décadas carece de sentido económico.

    Ni se ha hecho demasiado ni son la causa de nuestros males. Las infraestructuras se han convertido en la diana de todas las culpas. Sin embargo, todas las empresas del sector dan la cara y aseguran, con números a tiempo real, que "no son el origen de la crisis española" sino que, por el contrario, han contribuido a la mejora de la competitividad del país, han puesto a España a nivel de sus socios en la UE y lo que es más importante, contribuyeron a la creación de empleo.

    El primer dato que contribuye a romper ese mito de derroche de España es el de la inversión. Así, la ratio de inversión pública española (euros invertidos por kilómetro cuadrado y millón de habitantes) fue entre los años 1995 y 2012 de 1.377 euros. Una cifra similar a la de Alemania y por debajo de Italia (-29 por ciento), de Reino Unido (-24 por ciento) e incluso de Francia, con inversiones en ese periodo de 1.492 euros.

    "España en cuatro años ha recortado la inversión en relación al PIB en 3,1 puntos. Para la misma reducción, sin embargo, Alemania ha precisado 42 años", recordó Julián Núñez, el presidente de Seopan (la patronal de las grandes constructoras). Acostumbrado a que el país les responsabilice de una crisis que no es suya, Núñez debate con unos datos que, por el contrario, dejan a España a la cola de Europa en inversiones.

    Durante este año y en 2014, la proyección de inversión española será un 50 por ciento inferior a la italiana, un 51 por ciento más baja que la alemana, un 55 por ciento menor que la francesa y se aleja de la inglesa en un 60 por ciento.

    Y todo ello, a pesar de que desde Seopan no olvidan que las infraestructuras soportan el mayor peso del ajuste fiscal realizado por el Gobierno español por la crisis.

    Desde 2010, el déficit público se reduce en tres puntos porcentuales, mientras que la inversión pública, en su mayor parte en infraestructuras, lo ha hecho en 2,2 puntos porcentuales, lo que supone el 55 por ciento. En cuanto al incremento de la presión fiscal sobre las empresas, Julián Núñez destacó que "los ingresos del impuesto sobre sociedades crecieron espectacularmente en 2012 en 4.824 millones de euros, un 29 por ciento más -los pagos fraccionados de grandes empresas aumentaron un 53 por ciento-".

    Esfuerzo inversor

    Por otra parte, el sector ha sufrido como ningún otro las consecuencias de un negocio otrora desmesurado por los excesos y por la coyuntura de un país donde estaba todo por hacer. Con esta filosofía por un país más competitivo, se han destruido 235.000 empleos en obra civil de 2010 a 2012, el 46 por ciento del total. "Tomando como referencia media el periodo 1995-2012 (3,4 por ciento del PIB), se produce una pérdida de inversión de 22.100 millones de euros en el período de 2011 a 2012.

    Para Núñez, dadas las singularidades de España en superficie y población, el esfuerzo inversor de España sobre el PIB tendría que ser superior en 1,6 puntos con respecto a Alemania; 1,5 puntos en el caso de Italia; 1,1 puntos y 0,3 puntos en los de Reino Unido y Francia. En términos reales presupuestarios España ha invertido 580.000 millones de euros en los últimos 18 años (periodo 1995/2012). En el mismo plazo de tiempo, Francia invirtió 1.076.000 millones de euros (casi el doble), Alemania 712.000 millones de euros (un 18,5 por ciento más), Italia 639.000 millones de euros (un 9 por ciento más) y Reino Unido 509.000 millones (un 12 por ciento menos,).

    "Los ejemplos de inversiones públicas sin sentido económico, ejecutadas por criterio de las Administraciones Públicas (APP), representan menos del 5 por mil de la obra civil realizada en las últimas dos décadas", se defiende Núñez.

    Y mientras sobre la obra caen maldiciones, nadie recuerda la cara más positiva, la que hizo en los años del boom crecer el empleo y la riqueza. Sólo con una inversión en obra civil equivalente al 1 por ciento del PIB (10.000 millones de euros) se crearían casi 200.000 puestos de trabajo para la construcción de vivienda y unos 180.000 en infraestructuras. El retorno fiscal sería del 0,62 por ciento.

    Pero estas cifras quedan muy lejanas para la Administración: el año pasado la licitación de obra pública, la única que hay, cayó un 45 por ciento.