Puigdemont intenta seducir a la CUP y acelera el paso hacia el referéndum
- Convoca la cumbre para organizarlo el 23 de diciembre
- Era una de las reclamaciones de los anticapitalistas
Iván Gutiérrez (Barcelona)
Carles Puigdemont quiere tener amarrados cuanto antes los votos de la CUP para aprobar los Presupuestos de 2017. El Govern no quiere correr riesgos ni repetir el fracaso de que estas cuentas vuelvan a quedarse en el alambre, a pesar de que su tramitación está asegurada. A priori, esto evitaría que se repitiera la situación que se produjo el pasado junio, cuando el anteproyecto de Oriol Junqueras ni siquiera se pudo debatir.
Pero los anticapitalistas siguen reclamando aumentar la presión fiscal a las rentas más altas, y ya reconocieron durante la presentación de las cuentas que "no las reconocen como propias", por lo que no aseguran su voto a favor. Además de las exigencias en subida de impuestos, la CUP también ha pedido al Govern más celeridad para demostrar su compromiso con la causa independentista, que no conciben por otro medio que no sea la desobediencia. A estos elementos se le sumó el pasado lunes una entente entre la CUP y ERC, donde abrieron la veda a adelantar el referénum (tal y como habían pedido los anticapitalistas) si había más inhabilitaciones.
Es por ello que hoy el ala convergente del Govern ha salido al rescate por partida doble. Primero, la portavoz del ejecutivo, Neus Munté, aseguró que "no ve necesario dicho adelanto, porque no prevén más inhabilitaciones".
Por otro lado, Puigdemont convocó para el 23 de diciembre la cumbre para organizar el referéndum con diferentes actores del ámbito socioeconómico catalán. Como ya hiciera Artur Mas en los meses previos a la consulta del 9 de noviembre del 2014, Puigdemont ha citado a los miembros que integraban lo que entonces se conocía como Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. El lugar será exactamente el mismo, el Parlament, y la cumbre se celebrará justo después de que los Presupuestos superen el debate a la totalidad.
Presión a la CUP
La fecha y orden de celebración no es cuestión baladí, ya que Junts pel Sí, y en especial la antigua Convergència, quiere poner contra la pared a los anticapitalistas con la regla de "si no hay Presupuestos, no hay referéndum".
Aunque el debate a la totalidad se superará si no hay imprevisto alguno, Puigdemont quiere ir más allá y sólo dará pasos en la organización del referéndum en la medida que los anticaptialistas aseguren su apoyo a los Presupuestos. El president abrió dos caminos para celebrarlo. Por un lado, pactó con Cat Sí ques Pot una resolución para organizar un referéndum acordado con el Estado, pero que ante la negativa del PP se torna como improbable. Por otro, el Ejecutivo catalán también acordó con la CUP realizar la votación según la legalidad catalana, tal y como hizo Mas con la consulta del 9-N, mediante la ley de consultas populares. En cualquier caso, Puigdemont ha reiterado su intención: "referéndum o referéndum" y ya ha avisado que éste se celebraría como muy tarde el próximo otoño.
En la última reunión de esta cumbre asistieron representantes de CiU, ERC, CUP e ICV. En el ámbito de las entidades estaba la ANC, Òmnium y Súmate y representantes de patronales como Cecot, Fepime, Pimec, el Consejo General de Cámaras de Comercio de Cataluña y los sindicatos CCOO y UGT.