Mas reta a Rajoy sobre el plebiscito y fija la independencia en 68 diputados
- El president justifica sus decisiones como "legítima defensa" ante los agravios del Gobierno español
- Su candidatura promete "una vida mejor" si hay independencia
Iván Gutiérrez (Barcelona)
Lo que debía ser un balance de legislatura se convirtió en el segundo acto de campaña por parte del ya presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas.
Tras su primer mensaje a través del prime time de Tv3 el lunes en la firma del decreto, Mas volvió a la carga con el agravio como argumento central. Lejos de hacer autocrítica sobre las numerosas deficiencias que tiene la Generalitat como la maltrecha situación que vive su tesorería, el 21 por ciento de población catalana que vive en riesgo de pobreza o los pufos de Spanair y ATLL, Mas puso como culpable de todas sus desgracias al gobierno central, incluso lo usó como justificante de su deriva independentista.
El president calificó de "legítima defensa" la convocatoria de elecciones plebiscitarias ante "los ataques sistemáticos del ejecutivo español". Sobre las críticas del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien le recordó que las plebiscitarias no existen, Mas se jactó y le espetó que "puede decir lo que quiera. Si el 'sí' pierde, él será el primero en decir que son plebiscitarias". Un argumento no falto de razón, pues el nuevo candidato del PP catalán, Xavier García-Albiol, se estrenó asegurando que votarle a él era "votar no a la independencia", algo que contraviene sobremanera la concepción de las elecciones que promulga el PP en su generalidad.
Independencia con 68 escaños
Mas esgrimió algunos detalles -pocos- sobre la interpretación que piensa hacer de los resultados que salgan de las urnas el próximo 27S. El plan de su candidatura, Junts pel Sí, es decretar la victoria del independentismo en caso de que las fuerzas netamente soberanistas como la suya y el partido de izquierda radical CUP tengan una mayoría simple de 68 diputados_sobre los 135 del Parlamento catalán. Por lo que, el líder de Convergència interpretaría una victoria del independentismo aunque su candidatura no tuviera ni tan siquiera la mitad de los escaños de la cámara catalana. Este plan puede resultar fallido ya que la CUP, que liderará el periodista Antonio Baños, ha dejado entrever en numerosas ocasiones que su voto no asegura la investidura de Mas como presidente en la próxima legislatura. De hecho, la CUP cree que para que haya legitimidad se tiene que aglutinar el 55 por ciento de los votos, y no de los escaños. Mas escudó su modo de recuento de nuevo en el victimismo en asegurar que "habría contado votos en un referéndum, pero no lo dejaron hacer de forma legal".
En caso de que Junts pel Sí y la CUP no consiguieran 68 diputados, Mas reconoció que "harán un paso atrás y entenderán que Cataluña no está suficientemente madura para iniciar este proceso". En tal escenario, el president confía en que no haya represalias por parte del Gobierno español como ya ha pasado con Escocia por parte de Cameron, pues la primera acción de calado tras el referéndum fue el veto de la línea de alta velocidad entre Edimburgo y Glasgow, una represalia al voto masivo al SNP pese a ganar el 'no'. Mas confesó que en tal caso querría "vías de diálogo", algo que al parecer por ahora no le interesa en absoluto.
La promesa de "una vida mejor" si gana la independencia
Es el discurso al que apelarán los diferentes líderes políticos de la candidatura independentista Junts pel Sí (Artur Mas que va en la lista como cuarto y Oriol Junqueras como quinto). La estrategia ya no se basa sólo en la identidad del pueblo catalán "agraviado" por los diferentes gobiernos de turno españoles, sino que va un paso más allá y promete que una hipotética nación catalana garantizaría "una vida mejor para todos sus conciudadanos", así lo llevan recalcando Mas ayer y Junqueras en su entrevista anteanoche en Tv3.