Cataluña

La oferta de compra de CaixaBank sobre BPI pasa de amistosa a hostil



    La oferta de compra de acciones (opa) que CaixaBank ha lanzado sobre el cien por cien del capital del banco portugués BPI ha dado un giro radical. Lo que en un principio se inició con un carácter amistoso, se ha convertido ahora en un ataque hostil que está consiguiendo aglutinar a la banca lusa para defenderse del enemigo exterior.

    En CaixaBank esta reacción ha causado sorpresa, sobre todo porque el día que se anunció la opa (17 de febrero) el consejo de administración BPI, que preside Artur Santos Silva, se mostró favorable a estudiar la oferta de su socio mayoritario. CaixaBank entró en el capital de BPI en octubre de 1995 y cuenta con el 44,1 por ciento del capital.

    El presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, mantiene una excelente relación con Santos Silva, que ejerce de presidente desde 1981, año de fundación de la entidad. Sin embargo, el mandato de Santo Silva (que ya abandonó la comisión ejecutiva el año pasado por limitación de edad) concluye en diciembre de 2016 y algunos miembros del consejo de administración cuestionan su continuidad porque no están de acuerdo con el rumbo que ha seguido la entidad en los últimos años.

    En caso de que la opa de CaixaBank triunfase, la entidad española ya ha garantizado que el banco mantendrá su independencia, que seguirá cotizando en bolsa y que se mantendrá la confianza en el actual equipo de gestión. Estos tres puntos son básicos para lograr el apoyo de Santos Silva.

    Precio desorbitado

    Sin embargo, los accionistas minoritarios de BPI, liderados por Santoro Finance (el holding controlado por la multimillonaria angoleña Isabel dos Santos que posee el 18,6 por ciento de las acciones), han tomado el control del consejo y han rechazado la opa. La toma de control se ha producido ante la ausencia en la reunión por incompatibilidad de los cuatro consejeros de CaixaBank (Fainé, Antoni Massanell, Marcelino Armenter e Ignacio Álvarez Rendueles) y gracias a que el voto en BPI está limitado por estatutos al 20 por ciento del capital, aunque la participación sea mayor. Es precisamente esa limitación de voto, el mayor obstáculo que tiene CaixaBank para hacerse con el control de BPI y por ese motivo su eliminación es una de las condiciones básicas de la opa lanzada.

    Ante la demanda del consejo de BPI de solicitar un aumento de la oferta de CaixaBank del 70 por ciento (2,26 euros por acción frente a los 1,329 que ofrece el banco español), CaixaBank envió ayer a la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) de Portugal una nota en la que "considera que el precio de su Oferta es adecuado y que su proyecto es beneficioso para BPI y sus accionistas" y que tiene "la voluntad y la obligación de continuar con la Oferta hasta su finalización".