RCD Espanyol, ajustar cuentas con Hacienda o 'morir ahogado'
- Adeuda 51,8 millones de euros al Estado, de los que más del 80 por ciento debe pagarlos en los tres próximos años, con unos ingresos anuales de 40 millones de euros.
Iván Gutiérrez (Barcelona)
El Real Club Deportivo Espanyol atraviesa desde hace más de una década una situación de incertidumbre continua en lo que respecta a lo económico, un túnel oscuro con muchas curvas donde sólo si la pelota entra en la portería se vislumbra un resquicio de luz. El club perico es uno de los equipos históricos de Primera División, el sexto más antiguo de España con casi 115 años a sus espaldas. Desde su creación, ha crecido bajo la sombra de un vecino demasiado grande, el Fútbol Club Barcelona, que como el ejército desarmado de Catalunya, tal y como Manuel Vázquez Montalbán lo denominó, se hizo con la mayor parte de los aficionados de la zona por su condición catalanista contrapuesta al poderío del Real Madrid. Frente a esta realidad, el Espanyol , diezmado y condenado por su propio nombre, quedó -como dicta su último eslogan- relegado a una maravillosa minoría.
La agonía financiera del club se ha agudizado con los años, pero la crisis y el sobreendeudamiento durante la última década han provocado que el club esté viviendo momentos críticos. Una situación parecida a la de finales de los años noventa, cuando el club tuvo que desprenderse de su mayor activo para evitar su desaparición. La venta del Estadio de Sarrià en 1997, situado en una de las zonas nobles de Barcelona, sirvió para que se edificaran pisos y sanear las maltrechas cuentas de un club que se quedó a la intemperie y tuvo que irse de inquilino al Estadio Olímpico de Montjuic, propiedad del Ayuntamiento. Esta venta la capitalizó el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, que durante años fue máximo accionista del club y que ahora asegura "se debería hacer lo mismo".
Hipotecarlo todo por Cornellà-El Prat
Para resarcir a la afición y con la intención de crear patrimonio, el club decidió, primero construir una ciudad deportiva en Sant Adrià -obra estimada en cerca de 5 millones de euros-, y para poner la guinda definitiva alzó un nuevo y flamante estadio. El campo de Cornellà-El Prat se inauguró en 2009 tras unos años de bonanza económica que invitó a muchos clubs -entre ellos el Espanyol - a endeudarse en exceso comprando jugadores con la confianza de retornar beneficios con triunfos deportivos. Lo cierto es que el club perico sí tuvo algunos éxitos en el terreno de juego con dos Copas del Rey y una final de la extinta Copa de la Uefa, pero no vio como una profunda crisis económica estaba al acecho, lo que precipitaría el reclamo de la deuda que se estaba generando. Aunque la construcción del nuevo estadio se cifró en poco más de 40 millones en 2005 con las constructoras FCC y Copisa -que forman la sociedad UTE Stadium-, el complejo deportivo terminó duplicando el coste hasta los 83 millones. Para hacer frente a tan importante desembolso, el club hipotecó todos sus activos incluyendo la plantilla de jugadores y los derechos de televisión, además de la Ciudad Deportiva y el propio estadio, que están pignorados. Actualmente, el club debe 21,8 millones a UTE Stadium y tiene 14 millones estructurados en un acuerdo con garantías, según indican fuentes oficiales del club.
Cornellà-El Prat no se ha rentabilizado como se esperaba. Se preveía crecer en socios y aprovechar la instalación para grandes eventos como conciertos o reuniones de negocios, pero tan solo se han celebrado dos acontecimientos de peso como fueron las actuaciones de Black Eyed Peas y David Guetta. En lo deportivo, el club creció en socios las primeras temporadas -hasta los 35.000 en 2010-, pero la crisis y unos resultados deportivos estériles han hecho que en las últimas dos temporadas se hayan perdido más de 6.500 socios, lo que deja a la institución con 27.206 socios y un socavón en una de sus fuentes de ingresos más importantes. Aunque el objetivo del club con el nuevo campo era llegar a los 36.000 socios, la actual masa social es similar a la de hace diez años, cuando se jugaba en Montjuic y se pagaba un alquiler de unos 500.000 euros anuales. Esta situación provoca que cada partido el campo presente entradas muy pobres, ya que la instalación tiene cabida para más de 40.000 personas. Sin embargo, la cúpula del club "no valora como un error" la construcción del campo y asegura que Cornellà-El Prat será lo que volverá a relanzar al Espanyol .
Hacienda, la soga que 'ahoga' al club
La realidad es que la cuerda que quema y ahoga al Espanyol no es la deuda por la construcción del estadio que vence en 2033, sino la que tiene con la Administración y que ha crecido descontroladamente en los últimos años. Los blanquiazules son el tercer equipo que más debe al Estado después del Atlético de Madrid y el Deportivo de La Coruña, y es que su deuda con Hacienda se ha multiplicado por cinco en los últimos seis años, de 8,4 millones a 42,5 en la temporada 2012/2013.
El problema no es sólo el montante a deber, que asciende a 51,8 millones y que supone un 40 por ciento de la deuda neta, sino el calendario impuesto por la Agencia Tributaria que obliga al club a pagar casi 41 millones en los próximos tres años. Unos plazos inasumibles teniendo en cuenta los ingresos del club por temporada, que actualmente están alrededor de 40 millones de los que 18 millones se destinan a la plantilla. La solución por la que apuesta el club es un macrocrédito a través de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que cubriría la deuda con Hacienda de todos los clubes o un nuevo crédito sindicado -en el que ya están trabajando- que substituya al actual y cubra el fondo de maniobra negativo de la sociedad. De momento, el calendario de pagos con la Administración se está llevando a cabo y el pasado diciembre se efectuó el ingreso trimestral de 1,6 millones.
El problema con Hacienda no sólo afecta al futuro de las cuentas, también a las actuales, ya que el Espanyol reclama unas actas con la Agencia Tributaria a raíz de una sanción que suman 17,32 millones. El club tiene incluido este montante en el Patrimonio Neto pese a que fuentes oficiales de la institución admiten que "será muy difícil cobrarlas". Al no cobrar ese dinero, el club tendría un fondo de maniobra negativo, lo que significaría un concurso de acreedores en cualquier empresa, y no se podría hacer frente a las deudas más inmediatas. Desde el Espanyol se admite esta situación, pero aseguran que "están equilibrados" y que desde la perspectiva de la cuenta de explotación tienen un "punto de vista económico bueno" por lo que esto no afectará a pago a proveedores y demás obligaciones del club.
Para hacer frente a los pagos, el club quiere pedir un nuevo crédito sindicado que cubra el actual, que financia mayoritariamente La Caixa, y que superaría al que están pagando de 43,7 millones. Uno de los que firmó ese crédito sindicado fue el exvicepresidente del club y exaccionista de Caprabo, Pere Botet, que para salir de la operación prestó al club otros 11,4 millones que aún se adeudan. Todos estos pasivos generan intereses que se comen los pocos ingresos extraordinarios que se puedan producir por venta de jugadores u otras vías.
2015: el año del despegue
La situación del equipo periquito es crítica, algo que no se niega desde la dirección, pero que tampoco evita que se vea el futuro con optimismo. Según su visión, el punto de escape "del circulo vicioso" se producirá este año gracias a los contratos que se ejecutarán en las próximas campañas como el de Power8 o la construcción del Windoor (Puerta del viento). El contrato con Power8 por cambiar el nombre del estadio y ser el patrocinador principal de la camiseta representarán 38,5 millones para las arcas del club hasta 2021, aunque el propio Espanyol o la marca pueden desvincularse en 2017. El club está barajando incorporar otras plataformas de ocio para obtener más ingresos pero descarta la instalación de un hotel en uno de los corners.
Lo que no descartan a medio plazo es efectuar una ampliación de capital similar a la que se hizo en 2011, cuando se incorporaron más de 7,5 millones de euros al capital social, lejos de los 12 que se puso como objetivo. La perspectiva del Espanyol es, a primera vista, "muy optimista" ya que prevén aumentar casi 20 millones en ingresos en tan solo cuatro años, teniendo como principal fuente recaudatoria el aumento en los ingresos por derechos de televisión en 8 millones. De hecho, esta partida que quedó herida de gravedad tras la pérdida del patrocinio de TV3 que significó 5 millones menos en la facturación. A pesar del gran futuro que se augura desde dentro, el club sale de un Erte de casi dos años que ha afectado a 56 trabajadores y que ha provocado retrasos en nóminas. Actualmente, todos los pagos están al día y solo hay retrasos en los sueldos de los jugadores. Impago que se suma a los trece litigios que el club tiene abiertos y de los que la directiva aseguran que "el 75 por ciento están pagados".
La clave para que la rueda vuelva a girar en un club de fútbol son los resultados deportivos y éstos difícilmente llegarán con la actual estrategia de tener que construir un equipo prácticamente nuevo temporada sí, temporada también. Pero la difícil situación financiera del club no permite que se pueda gestionar el club en aras del éxito deportivo, lo que evita atraer nuevos seguidores y por lo tanto nuevos ingresos. La oposición a la actual directiva, Genética Perica, advierte que el peor escenario sería un descenso de categoría a Segunda División. En esa situación, el club perdería los derechos de televisión -más de la mitad de los ingresos- pero la deuda permanecería intacta lo que pondría en serio riesgo su supervivencia.