Cataluña

Manipular la masa

    Juan Carlos Giménez-Salinas, Abogado


    La semana pasada leía en los medios que la CEOE, nuestra patronal, estudiaba la posibilidad de negociar con los sindicatos el incremento del 0,6 % de los salariados españoles para el año que viene y dos días más tarde nuestro Gobierno aprobaba una nueva ley fiscal por la que todos los españoles nos beneficiaremos de un punto o máximo dos, en nuestra escala porcentual para el pago del IRPF del próximo año.

    Al advertir ambas medidas me vinieron a la mente dos ideas: La primera que de este modo el Estado y las empresas nos pondrían en el bolsillo algo de calderilla complementaria con el fin de que la dediquemos al consumo en cualquiera de sus formas, restaurantes y bares, ropa, cines y espectáculos, gasolina, alimentación u otro cualquier bien de consumo con el fin de incrementar nuestra depauperada economía y a su vez recaudar nuevos impuestos a través del IVA que genere este incremento de ventas. Y la segunda idea era que todos nosotros dependemos absolutamente de unas cuantas cabezas pensantes cuya única misión es distribuir la masa monetaria entre todos nosotros de un modo que no ahogue la economía, ni las ganancias del Estado y de las grandes empresas , distribuyéndola o restringiéndola gota a gota a voluntad, con el fin de que siempre tengamos el mínimo suficiente para que ellos puedan obtener los beneficios deseados.

    Hace ya ocho años que la connivencia entre el Estado, las entidades financiaras y las grandes empresas constructoras nos vendieron la moto de la riqueza mediante la concesión de hipotecas a cuarenta años y el incremento hasta el infinito del precio de las viviendas que una vez saturado el mercado nos llevó a la burbuja inmobiliaria.

    Hoy, sin haber superado la inmensa crisis financiera, con un paro crónico, sin perspectivas alentadoras y con una seguridad social que a largo plazo tiene muy poco de seguridad y mucho de social, dirigen nuestro escaso consumo motivado por aquella crisis inducida, mediante una política salarial e impositiva vergonzante.

    A las dos razones esgrimidas que se me ocurrieron al leer estas noticias añadiría una tercera que me deprime todavía más y es el pensar que se avecinan elecciones por un tubo y hay que dar carne a la fiera con el fin de amansarla.

    La masa, a lo largo de la historia, siempre ha sido masa y debe dirigirse por la clase alta, en beneficio suyo y de la propia masa que carece de capacidad de pensar y es fácilmente manipulable.