Cataluña

Presidentes que no merecemos

    Juan Carlos Giménez-Salinas, Abogado


    Iniciamos el verano con el escrito firmado por Jordi Pujol Soley donde nos informaba de sus timideces fiscales que le duraron treinta años y lo finalizamos con las manifestaciones del ministro Montoro sobre el caso.

    Durante este último mes, los catalanes hemos tenido el tiempo y el reposo suficiente para analizar estos hechos y pasar por diferentes estados de ánimo, según la persona que analizaba el tema y su sensibilidad hacia lo que estaba ocurriendo. Creo percibir que, en estos momentos, los ciudadanos que vivimos en Cataluña nos hallamos algo más relajados porque percibimos que, al final, nos quedaremos en España y no deberemos tomar decisiones personales ante circunstancias que nos podrían afectar tanto a nosotros como a nuestras familias.

    Por otra parte, hemos percibido que en nuestro país, durante treinta años, los políticos y los empresarios cercanos a ellos han actuado como vulgares mafiosos, despreciando a los ciudadanos y utilizándolos, manipulando sus sentimientos, para conservar su omnímodo poder mediante la utilización del democrático voto.

    Hemos comprobado como los grandes partidos solamente se han movido cuando han aparecido nuevas formaciones políticas que pueden hacerles peligrar su poder y solamente ahora están pensando en modificar la ley electoral y algunas medidas contra la corrupción y la disminución muy moderada de los privilegios de los políticos en el tema del aforamiento.

    Con respecto a Cataluña vemos como nuestro actual President y un pequeño grupo de aficionados a la política que le asesora, con su analfabetismo político que les ha conducido a una total impericia para gobernar, han llevado a este país a la imposibilidad de conseguir aquello que decían pretender: la independencia.

    Su estrategia ha sido desastrosa. Ya se vio, cuando el señor Artur Mas, al convocar nuevas elecciones a los dos años de haber asumido la Presidencia, se dejó por el camino a doce diputados. Cerrando sus ojos convirtió en su discurso público su derrota en victoria y continuó su camino hacia el abismo, intentado mediante una presión mediantica sin precedentes, a través de la televisión, de las radios, de asociaciones creadas al efecto y de la prensa que solamente hablaban del tema catalán y de su independencia, que la ciudadanía le siguiera. La ciudadanía se hallaba dividida pero en apariencia parecía que era de pensamiento único hasta hace poco tiempo. El señor Mas y su grupo de asesores áulicos era conocedor que el final solamente podía ser el callejón sin salida en el que se encuentra, pero continuó su andadura con obcecada obsesión. Téngase en cuenta que al principio con timidez y al final con contundencia, le avisaban de su error el gobierno español, las autoridades europeas, algunos jefes de gobierno europeos, como la señora Merkel y los grandes y pequeños empresarios.

    Ya sabemos cuál será el final de la historia. No habrá consulta ni independencia. Cuando sea evidente, por favor no demos la culpa a nadie más que nuestros políticos, el señor Mas, su ejecutivo y su coalición CIU, por sus gravísimos errores de estrategia para conseguir el fin que se proponían. Debían haber presionado para modificar la Constitución y mirar la posible independencia de Cataluña como un objetivo a mucho más largo plazo.

    Ahora el president Mas tiene solamente dos alternativas, dimitir y que el Parlament elija un nuevo president o convocar de inmediato elecciones autonómicas. El señor Mas, para desgracia de todos los catalanes, pasará a la historia como un president sin capacidad para ello y que nos ha conducido a los catalanes hacia un mapa político desolador. Un Parlament dividido en muchos grupos antagónicos; un partido, el suyo, sin futuro, y posiblemente el futuro gobierno en manos de políticos inexpertos con objetivos partidistas y visiones estrechas de la sociedad. En fin, la alegría de la huerta.