Carceller, el rey del enredo empresarial
Su protagonismo en el conflicto de Pescanova es el último capítulo de una historia empresarial plagada de enfrentamientos accionariales que casi siempre ha ganado.
Demetrio Carceller Arce ha protagonizado el último enfrentamiento entre accionistas en el consejo de Pescanova, pero éste es sólo el último capítulo de una historia empresarial plagada de conflictos accionariales en los que casi siempre ha salido victorioso.
La historia de disputas empresariales de Demetrio Carceller se remonta al año 1994, cuando con sólo 32 años se situó al frente de las familias accionistas de Damm para blindar a la cervecera de una posible entrada hostil de San Miguel, controlada por la multinacional francesa Danone, que por aquel entonces también poseía el 33 por ciento de Mahou. San Miguel mantenía entonces, directa e indirectamente, un 20 por ciento de Damm y Carceller, recién nombrado presidente de la cervecera, convocó una junta de accionistas para blindar la compañía. En aquella junta, Carceller se comprometió a que Damm seguiría siendo independiente y no pasaría a estar controlada por ninguna multinacional del sector.
La defensa numantina de Carceller tuvo premio y cuando en el año 2000 Mahou y San Miguel se fusionaron, Competencia les obligó a vender el 12,2 por ciento que ambas compañías tenían en Damm.
Más tarde, en 2005, Carceller consolidó su control sobre la cervecera al aumentar su participación hasta el 40,8 por ciento del capital, tras llegar a un acuerdo con la empresa belga Interbrew Belgium (InBev) que controlaba el 12,02 por ciento de las acciones de Damm. Con esta operación, Carceller se deshizo del último miembro del consejo de administración que le incomodaba y discrepaba de sus decisiones.
Esta experiencia en Damm le sirvió de formación para muchas de las operaciones que posteriormente ha intentado Carceller y en las que casi siempre ha salido vencedor. Aunque hay alguna excepción que marca su trayectoria. El intento de comprar la marca de agua Solans de Cabras a través de Damm. En 2001, Carceller llegó a un acuerdo con una parte de los accionistas de este manantial de capital familiar. Sin embargo, la jugada le salió mal y el consejo de administración prefirió acabar vendiendo la compañía al grupo Osborne.
Desde entonces, las operaciones de Carceller se cuentan por victorias y casi todas se forjan dentro de los consejos de administración. En 2006, anunció su intención de constituir "un grupo importante de bebidas y alimentación" y decidió entrar en el accionariado de Ebro Puleva comprando un 5 por ciento del capital y entrando en el consejo de administración, esta vez con el aparente acuerdo de la familia Hernández, primer accionista de la sociedad. Actualmente, controla el 9,6 por ciento de la compañía, porcentaje muy similar al del presidente de Ebro Foods, Antonio Hernández Calleja. El propio Carceller ha dado el visto bueno a la gestión que ha ido desarrollando su actual equipo directivo.
La batalla más sonada, sin duda, es la destitución de Luis del Rivero como presidente de Sacyr y la toma de control de la compañía. En 2010, Demetrio Carceller se convertía el enemigo público número uno del entonces presidente de Sacyr Vallehermoso, Luis del Rivero. El dueño de Damm y Juan Abelló impugnaron de la junta de accionistas y abrieron una batalla con las discrepancias sobre la participación en Repsol como punta de lanza. Nueve meses más tarde, Del Rivero estaba fuera de la presidencia de Sacyr, el grupo se deshizo del 10 por ciento que tenía de Repsol y Manuel Manrique se convirtió en el nuevo hombre de consenso con el visto bueno del núcleo duro de accionistas enfrentados con Del Rivero que encabezaba Carceller.
Esa operación, además de minuslavías millonarias, le ha supuesto la lealtad definitiva del presidente de Repsol, Antoni Brufau, al que Del Rivero quería destituir. Brufau y Carceller ya se conocían desde la venta de Hidrocantábrico y desde 2007 comparten consejo en Gas Natural Fenosa, además de muchas partidas de golf, deporte al que tanto ellos como sus hijos son aficionados.
Carceller tampoco quiso dejar escapar la oportunidad de hacerse con Cacaolat, la histórica firma de batidos con sede en Barcelona que se vio arrastrada por el concurso de su dueña, Nueva Rumasa en 2011. En este caso, se alió a la familia Daurella, propietarios de la embotelladora de Coca Cola Cobega, para presentar la oferta más atractiva para adquirir la compañía una vez presentó concurso de acreedores. Su principal competidor fue entonces el grupo Vichy Catalán, propiedad de la familia Renart.
Pescanova, el ultimo episodio
La última batalla que ha planteado Carceller ha sido en el consejo de Pescanova, donde Damm es el segundo accionista con un 6,3 por ciento del capital y está representado a través de su hermano José. A lo largo del último mes, el empresario ha utilizado todas sus armas para destituir al presidente y principal accionista de la firma pesquera, Manuel Fernández de Sousa, y evitar su insolvencia. Así, ha logrado recabar apoyo de otros accionistas como el fondo luxemburgués Luxempart, que tiene otro 5,8 por ciento del capital, para intentar desbancarlo de la presidencia. Carceller aún no ha logrado su objetivo y la compañía gallega ha presentado concurso de acreedores. El conflicto sigue abierto, ahora en los juzgados, y Carceller no parece dispuesto a salir derrotado.