"Abrir mi tienda en una gran ciudad es una apuesta personal que voy a ganar"
Lleva ya muchos años de experiencia como emprendedora y al frente de las tiendas de moda Galleta. Apasionada de la pasarela y la ropa, dice que el suyo es un mundo difícil, sólo apto para los verdaderos amantes de la moda y el estilo.
Hace dos años, Ana se mudó a Barcelona desde Zaragoza, su ciudad natal, para empezar una nueva vida. También abrió una nueva tienda Galleta en la calle Tenor Viñas, y mantiene otra sucursal en Zaragoza, en la calle Marceliano Isabal.
¿Cuándo empezó tu andadura como emprendedora?
Llevo en el mundo de la moda desde los 18 años, cuando empecé a trabajar en una sastrería de caballero. Tenía 21 años cuando monté mi primera tienda Galleta, en Zaragoza.
Luego vinieron algunas más.
Al cabo de dos años abrí la segunda tienda, en el centro de Zaragoza, y en menos de un año ya tenía la tercera. Más adelante abrí también en Tudela, Navarra. Creé cuatro tiendas en el transcurso de ocho años.
Como emprendedora, ¿qué es lo más duro a lo que te has enfrentado?
Si confías en ti mismo y haces algo que te llene, no hay nada demasiado duro. Si haces lo que te gusta, lo haces con ilusión. Es tu vocación.
¿Has pensado alguna vez "hasta aquí hemos llegado"?
Nunca me lo había planteado hasta que me lo has preguntado ahora. Nunca se me ha pasado por la cabeza el trabajar en otra cosa.
Supongo que habrá habido momentos difíciles...
He vivido momentos duros, claro, como el momento que estamos viviendo ahora, pero nada que no se pueda superar.
¿Qué te trajo a Barcelona?
Después de cerrar tres de las cuatro tiendas en Zaragoza, aposté por montar mi tienda en una ciudad grande, que es lo que siempre había querido. Es una apuesta que voy a ganar.
¿No pensaste en franquiciar?
Cuando llegué a tener mi cuarta tienda la idea era franquiciar y tener mi propia colección. Al final, me di cuenta de que necesitaría personal muy cualificado y vocacional, y eso es algo muy difícil de encontrar dentro de un mundo como el de la moda.
Pero tuviste una colección propia.
Junto con la diseñadora Teresa Candela llegué a crear mi propia marca. La llamamos Amora, y era una marca solamente de punto, que aguantó tres temporadas. Luego, el tiempo va pasando y te van interesando otras cosas, como formar una familia.
¿No es compatible?
Cuando tienes otras prioridades, de algún modo descuidas un poquito tu vida laboral. Quieres centrarte en otra faceta, sobre todo si eres madre de dos hijos.
¿Cómo va la gestión de la tienda de Zaragoza desde tan lejos?
En Zaragoza está mi alma gemela, Victoria, que lleva trabajando conmigo la friolera de 20 años, y tengo 35. Ella es mi socia y se encarga de llevarme la tienda en Zaragoza, y yo voy para allá un fin de semana al mes para hacer estocaje y escaparate. Tenemos las cosas muy claras y muy bien organizadas.
¿Qué podemos encontrar en 'Galleta'?
En esta etapa de mi vida, mis tiendas son mi propio estilo. Esto es un arma de doble filo, porque no tengo un abanico con posibilidades para todo el mundo. Mis tiendas soy yo. Si yo gusto, perfecto; si no gusto, no vendo.
¿Gustas?
Tengo clientas muy hechas a mi, sobre todo en mi franja de edad, entre 35 y 45. A esta edad ya no podemos ir de niñas ni queremos ir tampoco demasiado clásicas. Aquí es donde la mujer busca renovar su estilo y yo la puedo asesorar.
¿Qué consejo le darías a otro emprendedor?
Es muy importante la constancia. Si tu quieres una cosa, y quieres que funcione y te salga bien, es el día a día lo que te hace salir adelante. Y sobre todo es fundamental estar tu en tu negocio. Luego te puede salir mal igualmente, pero si a la constancia le añades un poquito de vocación, ya lo tienes todo a tu favor.