Barcelona. Los dueños de Puig han puesto punto y final en los últimos tiempos a una larga sequía de adquisiciones. La familia se enorgullecía de contar con un balance saneado, con excedente de tesorería de 100 millones de euros, que le permitiría afrontar proyectos de futuros. Y poco han tardado en irlos abordando. A finales de mayo la compañía se hacía con el 60 por ciento de la firma gala Jean Paul Gaultier, participada por el propio diseñador francés y Hermès. Una operación en la que sorprendió que se mantuviera al margen el principal activo de la compañía: sus perfumes, cuyas licencias están ahora en manos de Shiseido pero que podrán pasar a la compañía catalana si no hay contratiempos en 2015. Hace tan sólo unos días, a su lista de marcas de renombre como se le sumaba Dematorlogiques Uriage, una empresa especializada en desarrollar productos para la piel con agua termal, de filosofía similar a otro de sus negocios: Laboratorios Isdin. La compra de Jean Paul Gaultier y de Uriage,, se han cocinado prácticamente al unísono mediante fórmulas de subasta, pero se han materializado de formas distintas. En la compra de Gaultier, los Puig hicieron gala de su poderío inversor, pagando 30 millones en solitario (16 corresponde a la cesión de títulos de los principales accionistas y 14 millones por el reembolso de créditos) y sin contar con socios. En el caso de Uriage, la compañía ha preferido canalizar la adquisición a través del holding de inversión familiar: Corporación Exea (que agrupa entre otros negocios Flamagás y laboratorios Isdin). A esta corporación van a parar los cuantiosos dividendos que genera Puig Beauty Fashion (la empresa en que se engloban los perfumes y la marcas de moda de los Puig) así como de otras participadas. La familia también ha preferido compartir la inversión en Uriage (que llegaron a plantear a los dueños de la farmacéutica Esteve, sus socios en Isdin) con otros compañeros de viaje: el Banco Sabadell (que tomará un 5 por ciento a través de su filial de capital riesgo Aurica XXI ) y el empresario Hervé Lesier, uno de los hombres fuertes del grupo en el mercado galo y director también de otro negocio de la familia Puig, laboratorios Payot. Lesier ha tomado un 11 por ciento del capital. Para formalizar la compra de Uriage se ha creado una nueva sociedad en la que todos han inyectado fondos en función de la representación que asumen. En total, se han desembolsado 140 millones de euros. Puig no ha necesitado ningún préstamo adicional para efectuar la compra que pueda suponer en el futuro un carga, que ha pagado con sus fondos en caja y con sus polizas de crédito habituales pero sin recurrir a financiación específica. Por su parte, el Sabadell ha concedido créditos por valor de 25 millones. Uriage, con unas ventas de 70 millones y beneficios de 5, es una firma que prácticamente no tiene presencia en el mercado español y que tiene en Avène y la Roche Posay sus principales competidores. Francia, prioritaria Tanto Gaultier como Uriage tienen en común haberse realizado en el mercado francés, uno de los prioritarios para la compañía junto con el español y al que Manuel Puig, vicepresidente de la compañía y presidente de Nina Ricci, está a la búsqueda constante de oportunidades. En ambos casos, la oferta económica no ha sido el único factor que han tenido ambos grupos en cuenta a la hora de ser adquiridos por Puig. El caracter familiar de las tres empresas (Gaultier estaba participado por el diseñador de Jean Paul Gaultier y Uriage era de la familia Bouchara) ha sido decisivo. Ha jugado un papel importante garantizar a los vendedores la continuidad del negocio una vez integrado en la órbita de Puig. La compra de Gaultier verá sus frutos más a largo plazo, cuando pueda adquirir su portfolio de perfumes en 2015, lo que le permitirá a Puig ascender del número siete al número cinco en el ranking mundial de perfumeras.