Castilla y León

La crisis encuentra en Soria a su mejor aliado



    La política energética de José Manuel Soria lleva camino de convertir en un erial el tejido productivo de la Comunidad. La singular trayectoria del ministro de Industria comenzó con un golpe casi mortal a la minería de la región, siguió con el hostigamiento a la central nuclear de Garoña y ha continuado con los sucesivos recortes a las renovables.

    La fiebre del político canario por cambiar los marcos regulatorios de la energía ha terminado por afectar también a aquellos sectores que hasta el momento habían escapado a sus decisiones. Europac, una de las principales papeleras de Europa, ha descartado ya una inversión de 160 millones de euros en su planta de Palencia por la pérdida de competitividad que la reforma energética les supondrá frente a sus competidores.

    La decisión de Europac, preocupante en sí misma, puede extenderse como un reguero de pólvora en otras empresas que habían seguido los consejos de la administración a la hora de apuntarse a una forma de energía más barata.

    Empresas como Sampol, Helios, Ceranor, Montefibre, Cerámica Villacé, Cerámica Saza, Esteve Santiago, por citar algunas, ya han mostrado su preocupación por el varapalo que les supondrá la reducción de las ayudas. En algunos casos, supondrá la paralización de futuras inversiones y en otros trasladar la producción a países del extranjero.

    Hace apenas unas semanas, centenares de agricultores se manifestaban para reclamar, ante los continuos incrementos de la tarifa eléctrica, un modelo específico que no les penalice durante los meses en los que no tienen que regar. De otra forma será inviable mantener unos cultivos alternativos a la actividad cerealística que han requerido ingentes inversiones. Los ganaderos tampoco escapan a los efectos de las genialidades del ministro Soria. La paralización de las plantas de purines que se están extendiendo por toda España tras el recorte de las primas les plantea un problema de sobrecoste para eliminar los desechos.

    En definitiva, que la crisis ha encontrado en Soria su mejor aliado.

    RAFAEL DANIEL

    Delegado de elEconomista en Castilla y León