Castilla y León
Terremoto por la libertad de horarios
Ni haciéndolo a propósito se podía haber gestionado peor la liberalización de horarios que se quiere introducir en el mapa comercial de la región. La falta de coordinación, derivada del celo de las distintas administraciones por mantener su cuota de poder, ha provocado un auténtico terremoto del que no sabemos todavía todas sus consecuencias, pero en el que el pequeño comercio ya aparece como la víctima propiciatoria.
El Ayuntamiento de Valladolid centra la atención y la ira de todos los operadores en un proceso en el que ha echado de menos la tutela efectiva de la Junta de Castilla y León. La concejala de Comercio, Mercedes Cantalapiedra, ha conseguido poner contra ella al pequeño comercio y a los grandes distribuidores con una medida que nadie entiende. Promovió hace meses la liberalización en el centro histórico, pero ahora no sólo impide ampliarla a toda la ciudad sino que se permite el lujo de beneficiar a un determinado centro.
La falta de planificación ha propiciado que cada ayuntamiento haya hecho la guerra por su cuenta siguiendo la estrategia de mirar a ver lo que hacía el vecino, sin preocuparse realmente de cuidar los intereses de cada uno de los sectores afectados ni los tiempos. La liberalización comercial es un proceso imparable, pero con la actual caída del consumo hay que ser muy cauteloso a la hora de planificarlo para evitar pérdidas irreparables. Y sobre todo obliga a articular medidas para que el pequeño comercio no termine siendo fagocitado por las grandes cadenas de distribución. Detrás, como siempre, el componente político. Abrimos la puerta pero luego dejamos entrar a quien nos parece, no sea que los enfurecidos comerciantes utilicen las urnas para poner en peligro nuestro futuro. El episodio no es más que la inevitable consecuencia de la falta de una política comercial ordenada y racional que comenzó cuando se permitió un avance de las grandes superficies, que ha derivado en un mapa comercial asimétrico y desordenado al albur de los intereses de los alcaldes.
RAFAEL DANIEL
Delegado de elEconomista en Castilla y León