Canarias
Cuando Franco captaba divisas exportando algas desde Canarias y Sáhara
- Canarias es ahora una potencia industrial en cuanto a investigaciones sobre algas
José L. Jiménez
Las Palmas de Gran Canaria,
El franquismo tiró de imaginación antes de la llegada del turismo de masas a España para sortear los problemas financieros de entrada de dinero en el país. El régimen estableció la creación de una industria española basada en Canarias, con sus correspondientes incentivos fiscales, para captar divisas exportando algas del Sáhara a Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos, de acuerdo con los documentos que constan en los archivos de la Comandancia General de la Base Naval de Las Palmas de la Armada. Era 1956, es decir, antes de la entrada de España en el FMI y cuando las divisas de las islas se centrifugaban por dólares en Tánger para llegar a Suiza dado el aislamiento internacional de la peseta.
Canarias es ahora una potencia industrial en cuanto a investigaciones sobre algas. El IEO, junto al Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) pasarán a ser desde 2020 Centros Nacionales bajo el paraguas de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), comenzó a explorar las islas Canarias desde 1927 hasta 1935. El químico José Giral Pereira, fundador de Acción Republicana junto con Manuel Azaña, del que llegó a ser ministro, fue uno de los primeros expertos en nuestro país en teorizar sobre las potencialidades de las algas marinas de uso en la industria alimentaria. Las algas del régimen franquista se trasladaban desde Canarias a Guadalajara, donde hubo una factoría, para exportarse a Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Francia.
De aquella experiencia de España en el Sáhara se sigue experimentando la recolección de algas. En el pueblo pesquero de Lassarga, en el antigio Villa Cisneros, al norte de Mauritania, hay un proyecto de producción de algas, cuya producción anual estimada es de alrededor de 30.000 toneladas en alianza con la sociedad Setexam sobre cuerdas horizontales y sobre redes suspendidas (subflotantes). El precio al que se vende este producto oscila entre 1,5 y 4 euros.
Así, en 1965 Carrero Blanco firma un texto que se publica en el BOE que señala: "los concesionarios están obligados a que el personal que necesiten para la corta y recogida de algas o arzagos pertenezca a la Provincia de Sahara en su condición de naturales, inscritos en las Oficinas de Colocación del Gobierno General de la provincia En defecto de naturales o para labores que requieran una especialidad determinada, podrá ser contratado el personal que crean conveniente, con la única condición de que sean españoles. Este personal estará sometido a la legislación laboral especial de la Provincia". Al mismo tiempo secuestra las exportaciones y ordena que se notifique previamente el destino al Gobierno. Antes, en 1954 y 1955 se estableció exención arancelaria de las algas procedentes de Canarias.
A juicio de la profesora de la ULPGC Beatriz Andreu Mediero, esta industria estuvo desde entonces "y hasta los años ochenta en auge", momento en que no pudo competir con la industria más moderna de Francia, Canadá o Noruega, "por lo que muchas empresas abandonaron la actividad". A partir de los noventa, la explotación de las macroalgas derivó hacia su uso alimenticio, sobre todo en la parte de Galicia. De todo aquel proceso queda el Sahara Forest Proyect, de Grieg Foundation y la nórdica Sundt AS, que investiga desarrollar biocombustibles desde las algas. En Canarias además del trabajo de los científicos del IEO se encuentra el Banco Español de Algas que busca dar soluciones al sector industrial.
Tras la Guerra Civil el régimen se percató que las algas podrían ser un buen argumento para captar dinero y sortear el aislamiento dado que el yodo que entonces se exportaba desde Galicia presentaba una demanda en Europa por los suelos tras la II Guerra Mundial. Creado el gobierno político y militar en Ifni en 1940 y la Empresa Nacional Adaro de Investigaciones Mineras, se generó un entorno de investigación hasta que en octubre de 1945 se creó el reglamento del negocio de las algas. En 1946 se crea Industrias Pesqueras Africanas. En 1950 Franco visita el Sáhara hasta que después la sociedad Productos Naturales y Sintéticos se queda con concesiones en la costa sahariana al igual que la mercantil Explotación de Algas, S.A. Ambas empresas tendrían como mano de obra recolectora a población saharaui.
En 1950 el viaje de Franco a Ifni, Sáhara y a Canarias supuso la visibilización del Sáhara y de su promoción económica, sobre todo con respecto al sector pesquero. Andreu Mediero recuerda que durante esa visita se contempló la importancia de las sebjas para la obtención de sal, se intuyeron las posibilidades petrolíferas "y, sobre todo, se prestó una gran atención al sector pesquero, pues hasta el momento era el sector en el que se tenía mayor experiencia y del que se conocían las posibilidades económicas, por lo que ahí fue donde se quiso incidir".