Una cualidad sumamente interesante de los equipos excelentes es su unidad. Caminan como uno solo y, lo que es más importante, reaccionan como uno solo. Todos se sienten parte del equipo y están dispuestos a defenderlo ante las dificultades. Entienden que lo que les pasa a uno les pasa a todos, y que la forma en la que uno interactúa con el entorno representa también a todos.
Muchos equipos muestran su debilidad ante las dificultades. Cuando surgen problemas o errores algunos de los miembros olvidan que forman parte de un departamento o empresa, y se desmarcan de ellos para intentar salvaguardar su autoestima, aunque con ello perjudiquen el bien común. La lealtad es uno de los valores que es frecuente enumerar entre los más importantes, y sin embargo no se encuentra tan extendida como parece.
A menudo observamos a profesionales que critican en público a sus propias empresas y departamentos, e incluso a sus compañeros. Se desentienden de los problemas de otros e intentan que solo se les responsabilice de la, generalmente pequeña, porción de la cadena de valor que cubren.
Sin lealtad es difícil formar un equipo excelente.