Es muy evidente que, en un mundo ideal, todo podría ser mejor. Los clientes podrían tener más propensión al consumo, los departamentos podrían tener mayor presupuesto, podría haber profesionales más cualificados en ellos, se podría disponer de mayor tecnología, y así sucesivamente. Sin embargo, como lo real dista mucho de lo ideal, una de las características de los buenos profesionales, que sin duda las organizaciones valoran, es la capacidad de vivir en lo escaso, en lo incierto y en lo provisional.
El trabajo diario dista mucho de las condiciones perfectas, en muchos sentidos. Entre otras cosas porque lo que nuestra mente modeliza son ideas, abstracciones que en la teoría funcionan espléndidamente pero que, más veces que menos, se estrellan contra la cruda realidad. En ese contexto, hay colaboradores que tienen la tendencia a culpar a la organización de las circunstancias, exigiendo un entorno perfecto para trabajar. Afortunadamente, en el lado contrario están los que cuando plantean un problema también formulan una solución.
Son personas que son capaces de observar la realidad tal cual es y hacer su trabajo lo mejor posible en esas circunstancias. Estos profesionales no plantean problemas irresolubles, que son aquellos que caen fuera de lo que es posible acometer de manera realista, sino que, primero, tienden a operar dentro de las posibilidades reales de la empresa y, segundo cuando plantean un problema también plantean opciones y posibilidades para resolverlo.
Plantear a una organización un problema irresoluble es generar un conflicto inmanejable, que seguro brotará de la suma de las frustraciones generadas en quien quiere verlo resuelto y quien no puede resolverlo. Por eso es muy importante distinguir, por una parte y por otra, aquellas expresiones que responden a problemas reales, mensurables y resolubles, de aquellas que simplemente implican un desahogo por parte de quien las formula. Obviamente no pasa nada por desahogarse, todo lo contrario, en muchas ocasiones es altamente positivo. Pero confundir una expresión de liberación emocional con un problema real es altamente desaconsejable.
El éxito también está en escoger los problemas.