Acostumbramos a ver los efectos positivos de las conexiones personales de muchas formas. En las organizaciones, los equipos compensan internamente las fortalezas y debilidades de sus miembros, construyen colectivamente conocimiento y se adaptan orgánicamente la cadena de valor. A nivel personal nuestra familia y amigos nos dan afecto, nos apoyan y nos ayudan a tomar decisiones. Sin embargo, pocas veces se cita la relación que hay entre poseer una red social sólida y la salud. Y menos a ver el asombroso efecto que una tiene sobre la otra.
Uno de los estudios más extensos que se ha hecho sobre el efecto de las relaciones sociales sobre la salud analizó casi ciento cincuenta trabajos, que cubrían entre todos una muestra de más de trescientas mil personas. La investigación reveló que aquellos que tenían una red social sólida mostraban un aumento del cincuenta por ciento en la probabilidad de supervivencia respecto a las personas con mayor debilidad en su red social. Los resultados exponían que este efecto aparecía con independencia de otros factores como la edad, el sexo o la causa del fallecimiento. Según parece mostrar este interesante trabajo, una red social sólida es incluso más beneficiosa para la salud que otras claves que se han aportado, como pueden ser la práctica de la actividad física o la baja polución del aire.
Estar conectado es francamente saludable.