A menudo escuchamos a personas que afirman no realizar actividades físicas porque les resultan agotadoras. Sin embargo, el razonamiento productivo es más bien el contrario: no hay que dejar el gimnasio porque nos cansemos, sino que, al revés, tenemos que pensar que si nos cansamos es precisamente porque no vamos al gimnasio lo suficiente.
Las buenas noticias son que hace tiempo que sabemos que un ejercicio de tan solo quince minutos al día podría incrementar nuestra esperanza de vida en tres años. Esto quiere decir que si una persona comenzara esta rutina en su juventud y perseverase hasta la vejez, cada minuto de ejercicio le habría podido proporcionar cinco minutos de vida.
Por otro lado, hoy se estima que la inactividad física es responsable de muchos casos de enfermedades no transmisibles, como son las afecciones coronarias, la diabetes tipo dos, el cáncer de pecho o el cáncer de colon. Es más, este fenómeno parece ser responsable de millones de muertes prematuras en el mundo, y se calcula que si pudiera ser reducida solamente en una cuarta parte, más de un millón de fallecimientos podrían ser evitados.
¿Quién no haría un minuto de ejercicio para ganar cinco minutos de vida?