La quiebra griega es inevitable
Es triste llegar a esta conclusión, pero si yo fuera griego también votaría por dejar de cumplir el plan de austeridad. España o Italia son países con un importante potencial de crecimiento, pueden sufrir durante los ajustes, pero luego recuperarán su ritmo de actividad. Pero ni Grecia ni Portugal podrán crecer con el euro. La deuda griega es tan alta, que en la actualidad uno de cada dos euros que paga el contribuyente va a remunerar los intereses. El ciudadano no entiende qué ha pasado. Los fondos que recibió de la UE se han esfumado, en España por lo menos están invertidos en carreteras a veces inservibles. Quedan muchos años de miseria por delante. Lo primero que hay que definir es si la quiebra se produce dentro o fuera del euro. Después se debe evitar una quiebra desordenada y la UE debe dejar bien claro que otros países como Portugal o España no seguirán sus pasos. En un primer momento se producirá una falta de liquidez que la UE debe compensar mediante el suministro de dinero a sus bancos para que todo siga funcionando. Los nervios del mercado son inevitables y el efecto de contagio también, como estamos viendo durante estos días. La prima de riesgo española escalará mucho más y el rescate dependerá solo de la voluntad de la UE y, sobre todo del BCE, que en algún momento tendrá que ponerse a comprar bonos españoles e italianos como un loco para evitar que se disparen como un cohete. Esperemos que todo vaya bien. El impago griego es inevitable.