El caso Zaplana
Anticorrupción ha decidido archivar la investigación contra Eduardo Zaplano por mala gestión de las campañas de publicidad durante 2003 y 2004. La noticia, adelantada por este periódico en sus comienzos, causó un gran revuelo. Se nos acusó de izquierdistas, de escribir por motivaciones políticas y de un sinfin de cosas más, todas sin sentido como puede comprobarse ahora. Cuando fue noticia la apertura de las diligencias, la dimos y ahora, que es noticia todo lo contrario, también lo hemos vuelto a contar. No sé si habrá una motivación política en la apertura de las diligencias, como denunció en las páginas de este periódico el propio Zaplana, o si la hay ahora también para cerrrarlas. Lo cierto es que la argumentación era débil desde un comienzo, porque campañas de publicidad adjudicadas más o menos a dedo las ha habido, las hay y las habrá porque los políticos buscan la manra de influir sobre los medios de comunicación. Además, la campaña en concreto fue dada desde el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), con lo que, en última instancia, su máximo responsable hubiera sido el culpable y no el ministro, desde nuestro punto de vista. De cualquier manera, el portavoz popular está permanentemente en el disparadero. Después de la acusación del Tribunal de Cuentas ha surgido el supuesto pago de comisiones de Terra Mítica y, últimamente, se le relaciona con El Pocero, el constructor que construye una megaciudad en Seseña (Toledo). Una persona es inocente, según nuestras leyes, hasta que un Tribunal demuestre lo contrario. Y el ex ministro tiene derecho a la presunción de inocencia como los demás.