¡Feliz año!

Dejamos atrás un año difícil, pero no estoy seguro de que entremos en uno menos complicado que el anterior. Es cierto que la recuperación se va afianzando poco a poco en la mayoría de las economías. Ahí está la bolsa, que ha concluido 2009 con una subida del 30 por ciento, gracias a que los valores españoles tienen la mayoría de sus negocios en el extranjero. Los dos grandes problemas están en la reforma laboral -hay que acabar con la dicotomía entre fijos y temporales- y en la deuda -las agencias internacionales amenazan con devaluar el rating de la calidad de nuestra deuda-. El segundo es, además, tan importante o más que el primero, en contra de lo que se cree. El recorte de la calificación de la deuda nos costaría miles de millones, y no estamos para más gastos. En resumen, al Gobierno se le ha acabado la caja de los caudales y a partir de ahora ya no habrá más planes de ayuda. Nos hemos acostrumbrado tanto a vivir de la subvención, que sin ella va a ser como andar a la pata coja y eso siempre da vértido. Disfruten de las fiestas, nos vemos el año que viene. ¡Feliz 2010!

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