Mas tiene demasiada prisa

El pleno del Gobierno aprobó ayer el recurso ante el Constitucional sobre el proceso soberanista de Cataluña e inició los pasos para inhabilitar a más de una veintena de altos cargos de la Generalitat. Mas intenta ganar tiempo y cada día cede algo a la CUP para lograr su apoyo. Primero accedió a reprivatizar servicios concesionales y revisar la política crediticia de las entidades catalanas, ayer dijo que nombrará tres vicepresidentes para diluir su poder y, finalmente, accederá a ser un presidente florero. Es triste que un dirigente moderado de centro derecha esté dispuesto a gobernar como si fuera un vulgar dictatorzuelo con tal de volver al poder. Rajoy, en unión al resto de las fuerzas políticas, está respondiendo por primera vez con sensatez y con la fuerza que le da el Estado de derecho. Mas intenta alargar el periodo de interinidad hasta después de las elecciones, de manera que dependiendo el color del Gobierno pueda pactar una salida para Cataluña o para él mismo. El asunto catalán no se resolverá hasta después de los comicios generales. Resulta penoso que haya tenido que recabar el apoyo de formaciones radicales de izquierdas para sacar adelante sus ideas. Un Gobierno así llevaría a la ruina a Cataluña y dispararía el desempleo entre los catalanes.

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